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Los fragmentos del 'Apostolado' de Soledad Sevilla llegan a Santa Fe

  • Con motivo de las Capitulaciones, el Centro Damián Bayón acoge una muestra de 31 lienzos de la artista en la que establece una relación entre las maderas y las telas

En el marco de la programación festiva de las Capitulaciones, Santa Fe inaugura hoy la muestra Soledad Sevilla. Transcurso de una obra en el Instituto de América-Centro Damián Bayón. La exposición consta de treinta lienzos y una videoinstalación con las fases lunares de este año, adaptada al 'patio de luces' del recinto expositivo santaferino, que lleva por título Un año de memoria. Son las propuestas más novedosas de una de las principales artistas con arraigo en Granada, sin la que no se podría entender el arte español de las últimas cuatro décadas, y que llega tras recibir recientemente la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

El discurso expositivo de la muestra arranca con una composición de lunas integrada por varios paneles de gran formato que pertenecen a la primera etapa de la artista, y sirven como contrapunto y generador de una atmosfera ideal para el 'patio de luces'. Este escenario acoge una videoproyección de la artista en la que se suceden las 365 noches del año de 2008 en un ambiente misterioso y simbólico que "genera belleza" entre una multitud de significados, según las palabras de la artista valenciana.

En la planta superior se puede visitar otra de las grandes aportaciones experimentales de Soledad Sevilla. Es la serie de obras que retrotrae a los óleos sobre el Apostolado de Rubens, que concibió en 1610 y que en la actualidad es propiedad del Museo del Prado. La artista explica que le "impactó" verlos en Madrid y, por ello, cuando empezó con la obra se encontró con "dos impresiones que confluyen" entre lo anterior y maderas que bloquean las entradas.

Todo esto nace, según Sevilla, después de que "el proceso creativo se haya desencadenado", cuando "alguna de aquellas imágenes, inconscientemente agazapadas en la memoria de nuestra mirada, resurge y se despliega, toma sentido actualizándose, y nos conmueve al reconocerla de nuevo". Confiesa que, por ello no, hay nada previsto de antemano y pinta lo que le gusta cuando percibe la abstracción.

En las obras que ocupan la sala superior, la artista valenciana invierte la mirada de Rubens en la relación tabla-tela, imitando la madera en un ejercicio de literalidad, un trampantojo en el que Sevilla emplea la tela para representar la madera y Rubens las telas de los apóstoles con sus óleos sobre madera. Además del apostolado también experimenta con escenas superpuestas sobre imágenes, la semilla habitual de Sevilla antes de lanzarse a otro territorio de creación.

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