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"La música no depende de la edad, sino de la intensidad con que se vive"

  • Con tan sólo 21 años, Pablo Alborán ha demostrado al mundo entero que a veces se cumplen los sueños y que una canción de amor puede convertirse en un número uno

Sin despegar los pies del suelo y siendo muy consciente de lo efímero que es esto de la música, el joven cantautor malagueño Pablo Alborán debe vivir ahora en una auténtica burbuja. Un primer disco que se coló directamente en el número uno de los más vendidos y una canción, Solamente tú, que no deja de sonar por internet, tienen buena parte de culpa de que el sueño de este artista que mañana actúa en la sala Hypnosis de La Zubia siga haciéndose cada día más grande.

-¿Ha llegado a ser consciente y creerse todo lo que le ha pasado en los últimos meses?

-Me ha costado mucho, es el sueño que llevo teniendo desde pequeño y ha venido todo muy rápido. El reposo que me tomé el mes pasado me ha ayudado a asimilar muchas cosas y a centrarme de nuevo en el trabajo, que es lo que importa.

-Lo de conseguir un disco de platino ahora que es casi imposible vender un álbum le convierte en una especie en peligro de extinción...

-Hay muchísimos artistas que están consiguiendo esas cifras, quizás en un plazo más largo, pero lo consiguen. Yo creo que he tenido muchísima suerte y una conjunción de factores que está haciendo que todo salga bien, cruzando siempre los dedos. Este disco es de todos, es de la gente. Gracias a ellos estoy trabajando en mi pasión y han hecho que mi vida se haya convertido en un sueño hecho realidad, aunque a mi me queda muchísimo que aprender todavía.

-¿Qué cree que el público ha visto en su propuesta musical que tanto ha calado?

-No tengo ni idea. Lo único que siento es que se ha creado una conexión muy bonita entre la gente. En los conciertos estamos como en el salón de nuestra casa, entre amigos. Me gusta que me vean tal y como soy, un chico de 21 años normal y corriente que está cumpliendo su sueño gracias a ellos. Son responsables de que cada día tenga más inspiración.

-En su disco cuenta con colaboraciones como las de Estrella Morente o Diana Navarro, ¿cómo llegaron ellas a sus canciones?

-La participación de Estrella y Diana ha sido un regalo caído del cielo. A Estrella la conozco desde pequeño, y que cantara en este disco suponía un milagro para mí. Es mi ídolo desde chico y jamás pude imaginar que trabajaríamos juntos. Diana es mi hada madrina, creyó en mis canciones desde el primer momento y me aconseja en todo lo que hago, es como mi hermana mayor. Han demostrado una generosidad enorme colaborando en este disco, que no se sabía si iba a funcionar o no. Jamás olvidaré sus caras, sus expresiones y gestos en la grabación, son un ejemplo a seguir.

-Cuenta que compuso Desencuentro con 12 años... ¿Cómo puede un niño hablar con tanta seguridad de unos temas tan grandes?

-Desencuentro es una canción que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, también hay que decirlo. Creo que tampoco depende de la edad, si no de cómo se viven las cosas. Soy un chico muy inquieto y muy enamoradizo, me gustaba desde pequeño plasmar en un papel lo que sentía por dentro. ¿Quién no se ha enamorado a los 12 años?

-Y sigue siendo muy prolífico; para este disco tenía más de 30 canciones posibles... ¿Tantas musas tiene cerca?

-A veces pillo a las musas un tanto borrachas y no me ayudan mucho... Hay muchas canciones que aún están deseando salir. No dejo de componer, es una necesidad. No siempre salen cosas buenas pero trabajando en equipo se pueden salvar muchas.

-¿Cómo se dio cuenta de que quería que la música formase parte esencial en su vida?

-La música es mi motor, la máquina que hace que todo funcione en mi vida. No podría concebir mis días sin ella, necesito escuchar música a todas horas, componer, tocar... Es mi manera de expresarme. Yo creo que me di cuenta el día que empecé a tocar el piano con 7 años. Pero los que realmente se dieron cuenta fueron mis padres y la gente que me rodeaba, cuando veían a un chaval de 12 años montando un estudio casero, componiendo en vez de estar estudiando matemáticas y organizando conciertos con los amigos; un deseo gritado en voz alta.

-Ahora que parece que internet es el enemigo de la música, en su caso fue el principal culpable de que hoy esté en el número uno...

-La red como plataforma de promoción me parece fundamental. Es un medio rápido, accesible para todo el mundo y desde cualquier sitio. En mi caso, lo es casi todo y estoy en constante contacto con la gente que sigue nuestra música a través de Facebook, Twitter, YouTube... Otra cosa muy distinta son las descargas ilegales por internet.

-Su trayectoria está sirviendo de ejemplo a muchos jóvenes músicos que ven que, aunque las cosas en la música no estén pasando por su mejor momento, aún hay esperanza...

-Trabajar en la música es como cualquier otro trabajo, y hoy en día la cosa está fatal en cualquier campo. Lo bueno de la música es la grandísima carga emocional que tiene y la satisfacción personal tan maravillosa que te transmite cantar, componer y compartir tus creaciones con el mundo. Todo eso no tiene precio. Creo que lo fundamental en la música es el esfuerzo y el trabajo continuo, no perder nunca la esperanza pero sobre todo, disfrutar del placer que la música nos proporciona y compartirlo.

-En su público hay gente muy joven y gente bastante más mayor a partes iguales... ¿Cómo lleva esa fusión?

-Es algo maravilloso y lo agradezco en el alma. Es precioso ver cómo los padres vienen con sus hijos a disfrutar en familia del concierto. Poder dirigirme a la mamá y a la hija de 14 años a través de la canción crea una conexión mágica entre todos, los conciertos se vuelven casi místicos gracias a ellos. Me emociona muchísimo cuando una persona adulta y otra joven me dicen que se sienten identificadas con mis canciones, no hay satisfacción mayor, es el súmmum.

-¿Qué sueño le ronda ahora por la cabeza?

-El mismo de siempre: poder dedicarme a mi sueño toda la vida, compartirlo con la gente que le apetezca acompañarme y morirme con la guitarra en las manos.

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