rosa de los vientos

Guías para no poder hablar

GASTARSE el dinero público en pamplinas ha sido costumbre bastante frecuente en nuestro pasado más inmediato, inmerso ya en la crisis económica galopante. Sonados ejemplos de estas derrochadoras memeces lo han sido la campaña sobre El placer está en tus manos del Consejo de la Juventud y del Instituto de la Mujer de la extinta Junta de Extremadura socialista, la guía de la sexualidad de la Junta de Andalucía, los folletos y trípticos Sexpresan también de la Comunidad andaluza, Ni ogros ni princesas de la Asturiana, Igualmente amigos de la Aragonesa o las I Jornadas Universitarias sobre Cómo educar en la diversidad afectivo-sexual organizadas por CC OO, el Ministerio de Igualdad, la Federación Estatal de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales y la Universidad Complutense de Madrid.

Pero el último de estos múltiples gastos inútiles hijos del zapateril-progresismo feministoide en salir a la palestra ha sido la elaboración de nueve guías no sexistas por comunidades autónomas, sindicatos y universidades, para más señas, la Junta de Andalucía, la Generalitat Valenciana, la Universidad y el Ayuntamiento de Málaga, la UGR, la Universidad Politécnica de Madrid, la UNED, la Universidad de Murcia, CC OO (en colaboración con el Ministerio de Igualdad) y UGT, que, en su obsesión por borrar el masculino como genérico para designar a los dos sexos en castellano, han decidido convertir a nuestra lengua en un ridículo conglomerado que, de ser aplicado estrictamente, no se podría hablar, es decir, que llegan a conclusiones absolutamente insostenibles para los hispanohablantes.

Esto es lo que concluye el Pleno de la Real Academia de la Lengua al haber aprobado el informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer del académico Ignacio del Bosque que critica las directrices de estas guías, producto de una inquisición feminista trasnochada y que prefieren decir "la ciudadanía" en lugar de "los ciudadanos", "las personas becarias" en vez de "los becarios", o "personas sin trabajo" con tal de no decir "parados", así que, según su ideario, deberíamos también decir que el niño es "futbolisto" o "pianisto", que el médico es "dentisto" o "pediatro", o que el político es "progresisto", "feministo" o "socialisto", o sea, que los famosos miembros y "miembras" de la "inteligenta" Bibiana Aído serían tan sólo el principio…

Olvidan estas guías que la igualdad entre hombres y mujeres únicamente se logra con políticas efectivas y con educación y no forzando las estructuras lingüísticas asentadas en el sistema gramatical no sólo del castellano sino también de otras muchas lenguas, y que únicamente conseguirían fabricar un lenguaje artificial para discursos en actos oficiales, mítines, campañas electorales, etc. completamente alejado del lenguaje de la calle. Porque la gente de a pie no considera sexista el hablar de parados, de becarios o de ciudadanos como genérico y sin embargo sí que está totalmente en contra del derroche de dinero público en necedades experimentales intelectualoide-feministas.

Pilar Bensusan

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