palabra en el tiempo

Alejandro V. García

El AVE sale por Antequera

AL principio creí que era una ironía envenenada dedicada a los responsables de Fomento y a los diputados locales del PP por la tardanza (previsible) del AVE, pero no, los concejales y diputados provinciales del PSOE hablan en serio. Van a presentar sendas mociones para que Ayuntamiento y Diputación promuevan un servicio fijo de autobuses desde la estación de ferrocarril para que los granadinos podamos tomar el AVE de Granada ¡en Antequera! Incluso han hecho cálculos de lo que supondría afianzar el enlace mixto de autobús y alta velocidad: "Podría dejar en Granada a unos 250 visitantes al día, unos 90.000 al año y tendría una repercusión económica de unos 12 millones de euros", dijo ayer muy seria la concejal Raquel Ruiz. Es verdad que cada vez más granadinos prefieren viajar a Madrid por AVE desde Antequera en vez de tomar el avión. Conciertan el viaje, pagan la gasolina a escote y uno hace de conductor. Sólo falta que cuando lleguen a los Abades canten "para ser conductor de primeraaaaa, aceleeeeraa...". Como en los tiempos del instituto o cuando eran funcionarios interinos que iban y venían los fines de semana a la ciudad de origen.

A pesar de que cada vez son más los que eligen este sistema de transbordos y gastos a escote, hasta ahora ningún político lo había mencionado como sistema alternativo a la alta velocidad supongo que pudor. Coger el AVE en Antequera supone admitir una derrota de todos los partidos que han tenido alguna responsabilidad en el accidentado y largo viaje de la alta velocidad. Los del PSOE y los del PP. Abrir una línea de autobuses con el AVE de Antequera es una paradoja tan sarcástica como explicar a los de Jaén que su aeropuerto está en Granada. Significa una claudicación en toda regla. Institucionalizar la línea, como piden los socialistas, es también institucionalizar el fracaso. Porque el fracaso es común. Fue el PSOE el que abrió desvergonzadamente en la estación de Renfe un pretencioso quiosco para explicar a los viajeros la inminencia de la llegada del AVE. Unas azafatas vendían amablemente el humo de la alta velocidad a los atónitos viajeros. Lo extraordinario es que nadie, por vergüenza, ha cerrado el quiosco, que sigue allí abandonado y doblemente fracasado pues ni consiguió vender el AVE ni su espejismo. ¡Nada! Es, al mismo tiempo, un monumento a la incuria y una prueba descomunal de todas las mentiras e incumplimientos que han circulado y circularán a altísima velocidad.

Como se abra e institucionalice la terminal de autobuses con Antequera mucho me temo que el AVE se habrá acabado. El agujero negro de Loja se habrá tragado la alta velocidad. Y algún oportunista tratará de paliar el fracaso bautizando el apeadero como Estación del Efebo de Antequera y del Patio de los Leones de Granada.

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