Quosque tandem

luis Chacón

nuevo cuento de navidad

HUNDIDO en su mullido escaño y acunado por un cansino discurso, al diputado Scrooge le vence el sueño. Vislumbra en la bruma la oronda figura del Fantasma del Pasado. Cogidos de la mano pasean por un mundo feliz y luminoso. Pero saben que tras esa fachada se ocultan las pequeñas corruptelas y las grandes corrupciones, los proyectos faraónicos, el caciquismo sempiterno, las empresas públicas ineficientes, el despilfarro irracional y el endeudamiento inconsciente. En un instante, el diputado contempla como el decorado que ha ayudado a crear se desmorona. Una nube de polvo lo envuelve. Está sólo y rodeado de escombros.

El Fantasma del Presente lo espabila y le muestra la realidad que no quiere ver. El paro, la pobreza creciente y la insoportable presión fiscal acompañan ahora a los viejos males, aquellos que camuflaba la burbuja inmobiliaria. Al fondo, una tele repite los manidos y manipulados mensajes de una de las muchas emisoras públicas arruinadas. Dos niños la ven, se llaman Ignorancia y Miseria. Les pregunta por qué están solos y si no hay quien los cuide. Le recuerdan que ya no existe lo que sus padres llamaban estado de bienestar porque era muy caro, aunque hoy pagan más impuestos que nunca. Todo se desvanece.

Aparece el Fantasma del Futuro, flaco, mudo y triste y le muestra el destino desgarrador de quienes como él, no renuncian a un inmovilismo suicida. Un país saqueado, inestable, de porvenir sombrío que ha perdido a los mejores y con un futuro como el peor de los pasados. Ante su propia tumba, ya abierta, el diputado horrorizado intenta convencer al espíritu de que va a cambiar si se invierte su destino.

Un ujier se acerca a su señoría y le zarandea con mimo. La sesión ha terminado. Está solo en el hemiciclo. Tras un abrazo emocionado al aturdido ujier, sale a la calle repartiendo felicidad. Fin del cuento.

Ese es el alegre final dickensiano. El del avaro transformado por la pesadilla en un ser generoso y amable que regala un pavo a su empobrecido empleado y le ayuda a cuidar de Tiny Tim, su hijo enfermo. Pero lo nuestro es más difícil. La cerrazón de nuestra clase política es suicida; su incapacidad para reformar el estado, proverbial y su interés en mantener privilegios, evidente. Tendremos que actuar de convincentes fantasmas para regenerar esta España catatónica.

Feliz Nochebuena y como dijo a Scrooge el pequeño Tiny Tim: Que Dios nos bendiga a todos.

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