Quosque tamdem

luis Chacón

Cuidado con la hucha

THE Wall Street Journal ha publicado, con datos del gobierno al cierre de 2011, que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social está invertido en un 90% en deuda pública española. Esta noticia ha pasado desapercibida pero debería haber llamado la atención de todos porque en 2012 se retiraron 7.000 millones del Fondo para pagar pensiones y como la cifra superaba el límite legal anual, el gobierno debió aumentarla por decreto.

El objeto del Fondo de Reserva es garantizar el pago de pensiones en los períodos de crisis. La idea es tan clara como sensata. El superávit de los años de bonanza se invierte y se rentabiliza; así, el pago de las pensiones dependerá menos de la recaudación. No olvidemos que nuestro sistema es de reparto y que las aportaciones de hoy crean derechos futuros pero se utilizan para pagar las pensiones actuales en un equilibrio financiero que se repite mes a mes.

El Fondo español, a diferencia de otros, ha comprado habitualmente deuda pública nacional. En 2005 ya era el 80% de su cartera de inversiones. Pero no hay deuda sin riesgo y hoy además, la deuda española es superior a aquella en volumen e inferior en calidad y aceptación por los mercados. Si nunca es prudente invertir en un solo producto, menos lo es cuando deudor y acreedor coinciden ya que en cierto modo la inversión deja de existir.

Comprar deuda pública con dinero de este Fondo o con el que han recibido las Cajas nacionalizadas, equivale a ocultar la deuda bajo la alfombra. Aunque no se vea, sigue ahí. Así, los cotizantes no garantizan las pensiones sino que financian el gasto corriente del estado. Pero es más grave aún. Si el déficit de la Seguridad Social continúa y hubiera que vender deuda de la cartera del Fondo, el estado se perjudicaría porque el precio de la deuda caería, subiendo el tipo de interés y el Fondo porque sufriría pérdidas directas al vender por debajo del valor teórico de la deuda. La tormenta perfecta.

Establecer un sistema de pensiones justo y sostenible es una exigencia lógica de todos los cotizantes pero garantizar las pensiones de quienes cotizaron durante décadas es una obligación legal y una exigencia moral. Ambas se incumplen si el dinero del Fondo de Reserva se usa para seguir financiando, por ejemplo, infinitas empresas públicas innecesarias cuya labor ni revierte al ciudadano, ni crea riqueza, ni se justifica socialmente ya que su interés es meramente político.

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