Paso de cebra

josé Carlos Rosales

Expolio o estafa

EL museo Römisch-Germanisches-Zentral de la ciudad alemana de Maguncia advirtió (en el año 2008) que un catálogo de subastas anunciaba un conjunto de 18 objetos de bronce (cascos y lanzas) procedentes de la península Ibérica; datados entre los siglos IV y II a. C., y de un incalculable valor arqueológico y patrimonial, los objetos de aquel anuncio levantaron las sospechas del museo alemán. Con la profesionalidad acostumbrada en aquellos que anteponen la ética pública al beneficio particular (ya sea político, cultural o económico), los responsables del museo de Maguncia denunciaron la subasta del lote sospechoso e investigaron el origen de las piezas. Las dudas iniciales se vieron confirmadas: las lanzas y los cascos procedían ilegalmente del yacimiento celtíbero de Arátikos, en Aranda del Moncayo (Zaragoza); eran el fruto de un expolio continuado de más de 20 años, la punta del iceberg de un conjunto de más cuatro mil piezas arqueológicas sustraídas por un perspicaz jubilado y su fiel detector de metales.

La honesta actuación del museo de Maguncia no acabó aquí. La fiscalía de Munich retuvo el lote subastado, informó al gobierno de España y le recomendó que, como representante legal del pueblo español (su legítimo propietario), reclamara su inmediata devolución. En gobierno español nunca dijo nada. Y, según se ha informado en las páginas del diario El País, la situación volvió a repetirse en 2009, 2010 y 2012. Pero en España nadie se dio por aludido, ya lo sabemos, la pereza y el desinterés de los gobiernos españoles en el campo de la cultura suele ser muy notables. Qué le vamos a hacer. Quizás las competencias arqueológicas habían sido transferidas al gobierno de Aragón o tal vez el gobierno de Aragón perdía su tiempo buscando raíces identitarias. Quizás los políticos aragoneses estaban enredados en la redacción de un nuevo Estatuto de Autonomía (y no tenían tiempo para cascos y lanzas celtíberas) o tal vez en Madrid sólo se abren las cartas que están escritas en español. Quizás esas cartas que hablaban de lanzas y de cascos fueron desviadas al ministerio de Defensa o, quién sabe, tal vez se perdieran en los vericuetos administrativos de este viejo país ineficiente, como diría Jaime Gil de Biedma. No sé, pero me parece que alguna vez las instituciones españolas tendrían que protegerse (o protegernos) un poco mejor de expolios y saqueos, de fraudes o de estafas.

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