Paso de cebra

josé Carlos Rosales

Plagio y fraude

ORGANIZADAS por la Universidad de Granada, la de las Islas Baleares y la de Cádiz, tuvieron lugar en Granada, en el mes de abril del año pasado, las I Jornadas sobre Estrategias para prevenir y detectar el plagio académico en Humanidades. El próximo 12 de abril, en la Facultad de Letras, se celebrarán las II Jornadas sobre este mismo asunto; un asunto que, aunque parezca erudito o académico, es también (sin duda alguna) un asunto de hondo calado político y moral. Mientras en las universidades alemanas una ministra es desposeída fulminantemente de su título de doctora al comprobarse que su tesis contenía numerosísimos plagios, en las universidades españolas a las denuncias de plagio se les pone sordina o cataplasmas, maquillaje o disculpas. Mientras en algunas universidades de Estados Unidos o Canadá los nuevos profesores han de firmar una declaración comprometiéndose a la renuncia de todos sus derechos u honores en el caso de que incurrieran en el delito de plagio, en las instituciones académicas y culturales españolas los jefes cobijan bajo sus alas a los plagiadores sumisos y los llaman pomposamente discípulos.

Desde hace tres o cuatro años están desenmascarándose en España (Andalucía incluida) los turbios manejos de todas esas redes de farsantes que, embaucando a unos y a otros, no sólo se han adueñado de amplios espacios económicos e institucionales, sino que también han penetrado en la cultura, en el arte. Ahora hablamos del plagio universitario en el campo de las Humanidades, pero deberíamos hablar de otros fraudes, ya se sabe, los plagios nunca vienen solos. Vienen acompañados de hipocresía y ambición, las que usan todos aquellos que, parasitando presupuestos públicos y despachos corporativos, consiguen lucrarse gracias a la miopía (¿dolosa?) y a la colaboración irresponsable de jefecillos y jefazos de variado pelaje. Los plagios nunca vienen solos. Vienen acompañados de oscurantismo y fraude, malversación de confianza, simulación o farsa.

La integridad académica es sólo una pequeña parte de la integridad moral de un país. Ojalá que las deliberaciones de las II Jornadas sobre Estrategias para prevenir y detectar el plagio académico en Humanidades contribuyan (al menos) a extirpar uno de los tentáculos de ese gigantesco pulpo de la corrupción con el que, durante mucho tiempo, hemos aceptado (con más o menos conocimiento) ciertas dosis de convivencia inmoral.

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