Mirada alrededor

Juan José / Ruiz Molinero /

Rebajas en el Milenio

Antes de que se desgranen los proyectos de los 'fastos' del Reino de Granada, la consejera de Cultura ha dejado claro que Sevilla será sede del Centro Andaluz de Danza

CUANDO todavía nadie sabe lo que reportará la celebración del Milenio del Reino de Granada, ni siquiera en qué consistirá, ni los proyectos que abarcará -salvo terminar algunos en marcha desde hace décadas-, llegan las rebajas de expectativas, como la que nos ha anunciado en Granada Hoy la consejera de cultura de la Junta de Andalucía, doña Rosa Torres, que ha dejado muy claro que hay que abandonar la pretensión granadina de que el Centro Andaluz de Danza se incorpore al proyecto total del gran espacio escénico o teatro de la ópera que se construirá en la ciudad de la Alhambra. Ha dicho textualmente, en la entrevista de Charo Ramos, publicada el pasado domingo, en las páginas de Actual de este periódico, que "El Centro Andaluz de Danza, cuya sede está situada en Sevilla, crecerá en espacios y en contenidos. Ya se ha realizado el estudio de necesidades y se ha comprobado que el antiguo pabellón del siglo XV de la Isla de la Cartuja será una excelente sede donde albergar todas las actividades actuales y donde poder ampliarlas. Estamos hablando de unos 3.500 metros cuadrados de superficie útil, imposible incluir tal proyecto en el entorno del espacio escénico de Granada".

Ya digo que cuando aún no han empezado a hilvanarse iniciativas para este presunto evento, una de las manejadas como posibles en la descentralización cultural andaluza, se cae del cuento de la lechera. Habrá, sí, espacio escénico, pero tampoco sabemos con qué exacta pretensión, con qué programa y con qué presupuesto. Algunos encuentros, publicados también en este periódico, nos llenan de preocupación, cuando ciertos representantes 'menores' de la Junta hablan de adaptar programas a las verdaderas necesidades, sumando churras con meninas, advirtiendo de que no se debe pedir demasiado -vamos, que nos quedemos con unas operitas de cámara' o cosas menores, que es lo que, muchas veces la Junta ha traído al Festival- y nos dejemos de grandes representaciones: por ejemplo, las que programa en su costosísima temporada el gran Teatro de la Maestranza.

Aunque el silencio oficial a este respecto -la programación del gran espacio escénico o gran Teatro de la Ópera- es total, las filtraciones, las 'sugerencias', de los que no les interesa el desarrollo cultural de Granada en su máxima dimensión, sino la obediencia y el mantenimiento de algunos gajes de subsistencia, es preocupante y habrá que estar muy alerta para que, una vez más, una gran idea de futuro en Granada no quede minimizada. Ya que de las fuerzas políticas granadinas hay que esperar poco -ahí está la deserción reiterada de la oposición socialista del Ayuntamiento granadino-, tendrán que ser de nuevo las instituciones culturales -Universidad, Academia de Bellas Artes, Conservatorios, medios de comunicación, etcétera- y la ciudadanía civil las que deberán estar pendientes y exigir que se cumplan las promesas, que se le dé auténtico sentido de futuro e importancia a unas iniciativas -entre ellas, las del Milenio- que sólo en la altura de miras y en la excepcionalidad podrán trazar los eslabones necesarios para que la Granada cultural de mañana sea una realidad competitiva y no esta mediocre mezcolanza de pasado, retórica, promesillas falsas, con las que mantener nóminas y prebendas en nombre de algo tan vital y trascendente como es la cultura.

Para eso hace falta que -como ha hecho Chikilicuatre, tras representar la realidad actual española en Europa- los voceros originales de la mediocridad, del esperpento y de la bufonada, desaparezcan por el foro. Sin necesidad de subirse a un coche fúnebre.

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