NO defraudó la sabatina jornada de fervor a María Santísima. Tampoco faltó a su cita la emoción que ocupó a quienes postergaron el fútbol para ocupar su tiempo a favor de la Magna Peregrinación "María Reina de Granada", de espiritual vitalidad para el creyente.

La cita era un pergamino sin abrir, aunque las buenas letras del texto estaban ya escritas de antemano por quienes fiaron el éxito a la vocación mariana de nuestra provincia. Los cambios de fecha no debilitaron la estación de penitencia tan deseada, y tan bien organizada. Se fundieron la esperanza y el hálito ilusionado; unieron su rabia la brizna de pesares escritos a golpe de lágrima y el ilusionante sosiego que fulminaba, a la vez, al desaliento y al fracaso.

Hasta la lluvia, fiel compañera procesional en los últimos años, cansina y repetida en los últimos meses, pidió permiso para entrar. Y se le abrieron las puertas de par en par, para que la Virgen María luciera aún más entre velas y llantos de agua divina; para que María Santísima tuviera el pasillo decorado con todos los elementos que le son tan atrevidos en primavera. Y la música, como explosión de palabras que uno no tiene, aportó su sabia inspiración sacra, como filamentos que unen el llanto y la savia; esa música que dice lo que no se es capaz de decir ni siquiera en silencio. Fue un lujo oír las Pasiegas llorar con esa magia, musicada de fe y gracia; sentir los sollozos de la alegría guardada; gozar de solemnes sonidos mientras María Santísima paseaba por Granada.

Granada es provincia… mariana. Pues fue Granada entera quien rindió vasallaje a la Virgen María. De grata fusta remanece la madera más llana, de verde oliva sus manjares de cristiana médula, y rogando a Dios para que nos conserve la salud, el talante y la gracia, pidiendo a su intercesora María que nos haga de Madre cotidiana, uniendo lo que nos separa, atando los hilos que desbocan la madeja hacia la lana, urdiendo de guiños la fe y la esperanza, y de caridad nuestra vena más solidaria. María Santísima de la Cabeza, María Santísima del Consuelo, Santa María de la Alhambra, María Santísima de la Soledad, y así una y otra hasta treinta y tres advocaciones marianas, homenajeando a la Virgen de las Angustias, dejaron sello de autenticidad cristiana por las calles de Granada.

Y puestos a pedir, hasta el fútbol añadió la alegría esperada. Muy Magna Granada, y muy magnos los granadinos. El sábado la luz se hizo perpetua.

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