El termómetro

ENRIQUE NOVI

Todos a la cárcel

H ASTA ayer proclamaba Carlos Floriano la injusticia que se estaba cometiendo con su partido. Alegaba indefensión y arremetía contra el juez Pablo Ruz por hacer causa general contra el Partido Popular y sus dirigentes a cuenta del caso Gürtel y los célebres papeles de Bárcenas. Con el encarcelamiento de este último es de suponer que hoy esté más tranquilo. O no. Porque como el extesorero sea de ánimo quebradizo y no soporte la presión la puede liar bien gorda. Y a más de uno en el partido más popular de España le van a temblar las piernas si a Bárcenas le da por cantar.

Primero lo apoyaron sin fisuras; más tarde Rajoy utilizó un circunloquio para decir que nadie podría probar su culpabilidad, a la gallega; cuando se evidenció que el barco se dirigía al fondo del mar sin remisión, cambiaron de estrategia. Mientras hacían lo posible y lo imposible por alterar el normal desarrollo procesal del caso, que es como decir lo admisible y lo inadmisible legalmente, desde presionar o coquetear con los jueces adecuados hasta presentarse como acusación popular en un proceso donde tenían mucho que ocultar, su discurso viró hacia el no conozco a este señor.

Nadie en los casi treinta años de militancia de Bárcenas en el partido se había cruzado con él. Era la época de la famosa indemnización en diferido en forma de simulación. Entonces, como un solo hombre, todo el partido calificó de chorizo al que había sido su honorable tesorero y como plañideras iban lamentándose por las tertulias del daño que un ladrón les estaba haciendo al resto de honrados dirigentes populares.

En el camino consiguieron expulsar de la carrera judicial al primer juez que se atrevió a meter sus hocicos en sus cuentas, pero desde el primer minuto nos han tratado a los ciudadanos como a lerdos, como a estudiantes sin recursos incapaces de la brillantez. ¿Cómo pueden pretender que nos creamos que las millonarias cantidades sustraídas por un cargo estratégico, pero menor, pudieron ser distraídas sin la complicidad de nadie a su alrededor?

El asunto de los sobresueldos evidencia lo estructurado del latrocinio. Con todo, lo peor lo ha mostrado, sin querer, el propio Floriano enseñando la patita por debajo de la mesa. Su diatriba contra el juez Ruz culminó con esta frase: "ningún partido aguantaría esta investigación". Si es así, está admitiendo que todos los partidos se financian de un modo oscuro e ilegal. Así que ya que no hacen más que presumir de transparencia (y pueden hacerlo pues se les ve venir a la legua), que actúen en consecuencia. Si no lo hacen es porque saben que la cosa acabaría como la película de Berlanga: Todos a la cárcel.

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