Buscando razones

josé Antonio Pérez Tapias

País abrasado

PABLO Neruda, en uno de sus poemas, se preguntaba: "¿Qué cosa irrita a los volcanes que escupen fuego, frío y furia?". Eso nos preguntamos también nosotros: ¿qué irrita a volcanes que amenazan con arrojar sobre nosotros ríos de lava incandescente? Las poblaciones aledañas a volcanes saben que sus erupciones no son para tomarlas a broma. Recordemos la que acabó con Pompeya, dejando a sus habitantes carbonizados allí donde llegaron los abrasadores materiales del Vesubio. Visto todo, no hay que menospreciar la furia con que pueden arrasar los volcanes sobre los que nos vemos los ciudadanos españoles.

Rubalcaba, antes de hablar de moción de censura, ya lo avisó respecto al presidente del gobierno: "Rajoy está sobre tres volcanes: Bárcenas, el paro y Cataluña". Como vulcanólogo político, el secretario del PSOE no andaba desencaminado. No obstante, pudo pensarse que en aquel momento se quedó corto. De inmediato hubo quien lo apreció así, como la comentarista Laura Ascarza, conocedora, desde otras latitudes, de la realidad española, que de inmediato lanzó en las redes sociales esta pregunta: "¿solo Rajoy?". Tal interrogante avanzaba una respuesta: toda la sociedad está expuesta a la explosión de esos volcanes, empezando por el que supone Bárcenas. Con las andanadas contra Rajoy del ex tesorero del PP, el presidente del gobierno está definitivamente tocado y políticamente hundido. Es un clamor que dimita, una vez evidenciadas sus connivencias con Bárcenas y sus prácticas presuntamente delictivas, de las que Rajoy, como otros dirigentes del PP, al parecer se benefició mediante sobresueldos anómalos. Pero la dañada salud de la democracia y la quiebra de la dignidad del Estado que supone un presidente deslegitimado no son sólo su problema: "bajo el volcán", como diríamos con Malcolm Lowry, todos nos podemos ver abrasados.

Los otros dos focos volcánicos certeramente señalados por Rubalcaba, también afectan a España en su conjunto. Uno, el paro, por la conflictividad social y exasperación colectiva que pueden explotar y extenderse como lava arrolladora. Y otro, la situación de Cataluña, dado el bloqueo de un Estado renuente a reformas para llegar a ser efectivamente plurinacional. El diagnóstico de Rubalcaba debería tener en cuenta una inquietante pregunta que no por formularse desde la distancia deja de ser pertinente. ¡Este país no debe convertirse en tierra abrasada!

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