Quousque tamdem

luis Chacón

El año de la mugre

DICEN que la mala fama del trece nació de la traición de Judas, pues ese fue el número de quienes compartieron la Última Cena. Pero que el decimotercer año de este siglo venía torcido y que la certeza de su mal augurio no era cuestión de supersticiones era vox pópuli. Magro consuelo sería que todo lo vivido y sufrido fuera capricho de los hados. Hay años que pasan sin dejar huella. Pero otros se marcan a fuego en la memoria y puede que 2013 sea uno de ellos.

La crisis, que ya hace mucho que es sistémica, nos ha golpeado con la fuerza de una riada devastadora. Ha asolado España pero también ha aflorado toda la mugre acumulada en las cloacas del sistema político, económico y social del país y la ha esparcido ante nuestros cada vez menos asombrados ojos. Nunca se sabe cuánto bien puede hacerte un enemigo. Esta vez ha derruido el decorado del cuento de hadas en el que vivíamos dejando a la vista el patético relato de terror que ocultaba. Así que nos fuimos a dormir en el almibarado mundo de Disney, nos despertamos en un relato de Stephen King y volvimos a usar palabras casi olvidadas como hambre y pobreza.

Este año que se va confirma la imperiosa necesidad de regeneración que exige España. No hay una sola institución del estado que no esté salpicada, de una u otra forma, por la corrupción, el desinterés y la ineficacia. Y no se salva ni rey ni roque, que diría don Quijote. Ni un solo cargo público debería mirar a la cara a un ciudadano sin bajar la vista avergonzado. Sumemos a ellos sindicatos, empresarios, banqueros y un largo etcétera. Puede que sólo sean unos pocos los delincuentes pero la responsabilidad por omisión también es exigible. A unos por haber traicionado a sus votantes y a otros por anteponer sus propios intereses, partidarios o corporativos, a los de los ciudadanos. Y si la corrupción es un cáncer, la impunidad es su metástasis.

Un nuevo año no cambia nada. Pero ante el paisaje destruido por la riada podemos elegir entre llorar mientras el barro se seca a nuestros pies y nos atenaza o tragarnos las lágrimas, coger una pala y retirar la mugre y las ratas de las calles. Nuestra es la decisión. Es la sociedad civil quien ha de elegir el futuro de todos. La democracia es algo mucho más profundo que depositar un voto en una urna y la libertad y la dignidad ciudadana son eternas, los líderes o los partidos, no. Ojalá recordemos 2014 como el año de la limpieza.

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