La esquina

josé / aguilar

El peligro de sobreexponerse

Alos líderes sobrevenidos, entendiendo por tales a aquellos dirigentes que han llegado a serlo antes de tiempo o sin una trayectoria previa suficientemente sólida, les aqueja con más intensidad que a nadie un mal común en la política nacional: la necesidad de estar presente en los medios. En todo los medios, a todas horas, con cualquier pretexto o sin él.

Rendidos al impacto de la democracia mediática -sobre todo, catódica- y sumisos a los consejos-órdenes de sus asesores de imagen, esa especie poderosa como ninguna, no dejan pasar un solo día sin pronunciarse sobre lo divino y lo humano, venga o no a cuento, sobre todo si es dando la cara (quiero decir: en una televisión) o llenando de mensajes simples las redes sociales. Con lo cual corren el peligro de convertirse en unos pesados, como todo aquel que impone su presencia constante y sin desmayo, y también el peligro de meter la pata. Se exponen a la sobreexposición.

Esto es lo que le está pasando a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, que, ansioso de darse a conocer a cualquier precio y superar el hándicap del lógico grado de ignorancia del público sobre su persona, llamó esta semana al programa Sálvame porque le avisaron de que su famoso presentador, Jorge Javier Vázquez, se estaba declarando votante del PSOE pero dispuesto a no votarlo más porque el alcalde de Tordesillas, socialista, ha defendido el Toro de la Vega. Sánchez presumió de que a él nunca le verían en una corrida de toros, y Jorge Javier quedó convencido. Su voto sigue fiel.

Cierto que Sálvame lo ve mucha gente, que vota, pero ¿es el programa más adecuado para que el dirigente del segundo partido de España haga proselitismo? ¿No quedamos en que era basura? ¿Merece la pena que el líder de la izquierda participe por propia iniciativa en una emisión que, según habíamos convenido, sólo contribuye al embrutecimiento de las masas y a alimentar el ansia morbosa de cotilleo del pueblo de menor nivel cultural?

Y todo por buscar una presencia permanente en vez de dosificarse. Le pasa algo parecido a Juan Manuel Moreno, el líder del PP andaluz. Como no puede dejar pasar un día sin alzar su voz, acaba diciendo tonterías que se vuelven en su contra. Eso le ha ocurrido con sus dudas sobre la calidad de los medicamentos subastados por la Junta. Hay que pensar más y hablar menos. Sobre todo, hay que hablar con fundamento.

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