Quosque tamdem

luis Chacón

'El discurso del rey'

THE King's speech es la historia del logopeda Lionel Logue y Jorge VI, un rey tartamudo temeroso de dirigirse a su país. Más aún, cuando debe pronunciar un discurso en el que todos los ciudadanos contendrán la respiración al escuchar cada palabra, cada giro, cada titubeo y cada silencio pues se trata de la declaración de guerra a la Alemania de Hitler.

En 1976 y ante el Congreso de los EEUU, Juan Carlos I proclamó su intención de conseguir la estabilidad social y política tras una larga dictadura y apostó firmemente por democratizar España. Cambio 16, una de las cabeceras más influyentes de la época, lo plasmó en una ingeniosa portada que resumía el empeño de modernización del rey. Bajo un titular de ecos chaplinianos, Un rey en Nueva York, los españoles le vieron bailando claqué sobre el skyline neoyorquino a imagen de un ágil Fred Astaire.

Hace unos días, el rey se ha dirigido a la Asamblea General de la ONU y tras hablar del cambio climático ha insistido en el uso de la diplomacia para prevenir y resolver los conflictos internacionales pasando de puntillas por los problemas que copan los titulares de la prensa mundial. Ante la amenaza del terrorismo islamista, la perenne crisis económica, los desafíos secesionistas en Europa y en la propia patria o la corrupción que nos enfanga, algunos esperábamos algo más. La contundencia en las ideas es necesaria en los momentos de gravedad histórica y la responsabilidad de asumir el liderazgo social en las situaciones cruciales es de quienes nos dirigen. Y en cambio, en estos días de crisis institucional e incomprensible silencio en las alturas, se nos quiere consolar con la foto del rey con Mr. Obama y el plácido paseo del jefe del gobierno por la Gran Muralla. España les parecerá una balsa de aceite.

Nada nuevo hay bajo el sol de este país siempre en ebullición aunque todos los españoles preferiríamos un país de aburrida historia y tranquilos días. Por estos lares nunca ha marcado el tiempo el cansino tic tac del reloj. Más veces lo ha hecho el griterío de unos y otros, la algarada, el desafío chulesco y la dejadez y la huida de los llamados a liderar cada momento. Quizá por ese motivo, tantos políticos y millonarios buscan esa ansiada paz en las cumbres alpinas de una Suiza mortalmente soporífera donde el único ruido que les altera es el triscar de las cabritas del abuelo de Heidi mientras, juguetonas, pisotean los edelweiss.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios