En tránsito

eduardo / jordá

Hundimiento

SI las investigaciones judiciales siguen su curso, es muy posible que ningún partido de los que ha tenido presencia institucional en España a partir de 1977 -desde el PP hasta Izquierda Unida- llegue vivo o más o menos en condiciones a las elecciones de 2015. El PP se puede encontrar con sorpresas muy feas si se sigue investigando la trama de la financiación ilegal. Sobre el PSOE pende el asunto de los ERE que está limitando de forma muy considerable todas sus expectativas. Sobre Izquierda Unida están aflorando revelaciones muy poco halagüeñas que le han hecho un daño quizá irreversible. Lo que se sabe sobre los negocios de los hijos de Jordi Pujol puede llevarse por delante no sólo a CiU, sino también a una parte considerable del soberanismo catalán, que se quiera o no, ha seguido las enseñanzas ideológicos de Pujol (por mucho que ahora quiera disimularlo). Y los sindicatos están muy tocados por las tramas de los fraudes en los cursos de formación y otras cuestiones también muy turbias. Todo el edificio está carcomido de arriba abajo y es posible que se venga abajo en cualquier momento.

¿Y qué alternativa tenemos? De momento sólo incógnitas. UPyD, que parecía una posibilidad razonable de regeneración política, juega a hacerse el hara-kiri, si no se lo ha hecho ya, expulsando al gran Sosa Wagner (uno de los pocos pensadores sólidos que hay en nuestra política). Ciutadans no acaba de despegar. Y sólo Podemos parece con garantías de ofrecer una alternativa al sistema, aunque su alternativa, por el momento, es dinamitarlo y crear otro (a menos que Pablo Iglesias y los suyos opten por el posibilismo, pero para ello deberían moderar muchas de sus propuestas). Porque Podemos no debería olvidar jamás que la primera tarea que va a tener cuando llegue al poder es pagar las nóminas de los funcionarios y mantener en funcionamiento los hospitales y los colegios. Son verdades elementales que no se consiguen asaltando los cielos. Y quizá alguien debería recordarlo.

El otro día un amigo me decía que vivimos tiempos históricos, pero tuve que contestarle que maldita la gracia tenían estos tiempos históricos. Aunque hay mucha gente que lo está pasando mal y está llegando al límite, la clase política sigue estando ciega a todo lo que ocurra fuera de sus burbujas blindadas. Y si el sistema se cae de verdad algún día, ese hundimiento no nos va a salir gratis a los ciudadanos, porque un edificio que se viene abajo no puede dejar a todo el mundo ileso. Qué miedo.

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