Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

El obituario

LA coalición se ha roto, habrá que recomponerla. Después del 22 de marzo, habrá quienes recuerden al Gobierno andaluz de izquierdas como la opción cabal para resolver un tiempo de inestabilidad. Qué pocos obituarios reivindicativos, o laudatorios, se han escrito de la experiencia, y eso que el bipartito fue fuerte hasta que se rompió. Nada más llegar, los comunistas, lejos de asaltar San Telmo con las tropas de Sánchez Gordillo, aprobaron un acuerdo de no disponibilidad de 2.696 millones de euros, un recorte impuesto por Madrid y Bruselas, pero que en Andalucía se ejecutó con orden y con el menor número de bajas posibles. Pero las hubo. IU se hizo mayor, olvidó su adolescencia contestataria y demostró que había dejado atrás su miedo a gobernar y a pintar las inevitables canas del ejercicio del poder. Diego Valderas, casco azul de la coalición, ha recogido los papeles de su despacho en la Plaza Nueva de Sevilla, no volverá a ir en las listas de IU, aunque seguirá en activo en la política. "La aritmética parlamentaria hace milagros", dijo en 2012, y qué verdad: por su despacho de vicepresidente pasó dos veces el embajador de Estados Unidos y el cónsul de Marruecos, mientras el Gobierno bipartito se codeaba con Botín.

-Presidenta, ¿y los bolcheviques?

-Ahí los tengo, pregunte por Fali Rodríguez, que no da miedo ni recién levantao.

IU tiene sus cosas: la ley antidesahucios de Elena Cortés, el pago a los abogados de la agencia IDEA que paró Maíllo, la ley de democracia participativa del escaño 110, la comisión de investigación que no concluyó en nada, aunque fue un ejercicio ejemplar de parlamentarismo. Es cierto que su obsesión reguladora le ha llevado a considerar que lo sustancial de un Gobierno son las leyes cuando es de este exceso de lo que se peca: pocas y buenas.

Sin embargo, la coalición no iba a durar, los elementos electorales de 2015 son, realmente, adversos. Después de las municipales -qué poco interés le están poniendo PSOE e IU- o de las generales, el pacto se rompería por el efecto Podemos, y en eso Susana Díaz acierta: es mejor para ambos partidos ir a las urnas el 22 de marzo que en el otoño de 2015 o la primavera de 2016. Tan es así que IU no puede descartar el pacto, aunque será muy difícil convencer a sus bases de nuevo. Susana Díaz quiere gobernar en solitario y, si gana, lo hará, al menos durante los primeros meses; luego, se impondrán los pactos, con otras fórmulas y otros colores, quizás. La coalición ha muerto, ¡viva la coalición!

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