La columna

juan Cañavate

Servicios públicos, empresas privadas

CADA vez que he tenido cerca una huelga de basuras he acabado imaginando, ya terminado el lío y detrás de los gestos broncos y de las montañas de basura amontonadas, el abrazo fraternal y solidario de sindicatos y empresarios; abrazo justificado en la satisfacción de que, gane quien gane, acaba pagando otro; otro que paga con sus impuestos y que no puede ponerse en huelga ante lo retorcido de un asunto al que, incluso, los empresarios de la basura le pueden sacar un poco de dinero con el tradicional plan de choque para dejar las calles limpias después de la refriega. Por eso, y aunque ni muerto pondré en duda los derechos de huelga de este ni de ningún país, no puedo remediar la sensación de que, detrás de cada huelga en la que se coge de rehén al ciudadano, algo huele bastante mal.

Y viene el asunto a cuento porque se acaba de hacer pública una cuantiosa multa que la Agencia de la Competencia le ha puesto a algunas, todas, las empresas que se dedican al tratamiento y recogida de las basura de nuestro amado y mafioso país con la prueba de algunos correos que hacen referencia a ciertas prácticas un poco oscuras, incluso, en nuestra amable ciudad que, como ustedes sabrán, es la menos transparente en su gestión, de todas las ciudades de España y que dejan en evidencia cómo esas empresas nos toman el pelo y una parte de nuestra cartera con la connivencia de los gobiernos municipales.

Un poco oscuro es que esas empresas, que suelen llevar todas nombres referentes a las ciudades donde operan, la nuestra es Inagra, Ingeniería Ambiental Granadina, disimulen, por decirlo de alguna forma, que en realidad, sus socios mayoritarios sean empresas vinculadas a otros sectores económicos; la nuestra Cepsa, una gigantesca petrolera, propiedad, por cierto, de una empresa procedente del Golfo Pérsico y ubicada en Abú Dhabi.

Así que ya saben que, cada vez que pagan el recibo de la recogida de basuras, no sólo están ustedes pagando el precio justo por un servicio municipal, sino que además están ustedes incrementando los beneficios de un grupo de señores de la capital de un emirato del mismo nombre y, por supuesto, del intermediario que le haya facilitado el negocio en España. Negocio que, desde otra perspectiva, la de usted mismo que paga esas facturas y que recibe ese servicio, es absolutamente inexplicable, porque lo lógico y normal sería que esos servicios municipales, estuviesen en manos de los propios ayuntamientos o, al menos de empresas públicas y no privadas.

Los últimos años han sido, sin duda, los más jugosos para esos negocios y si no, ahí tienen Emasagra, con una importante propiedad de Aguas de Barcelona. Pero no hay problema, porque las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y seguro, seguro, seguro, que en los programas de todos los partidos, estará la recuperación pública de esos servicios. ¿O no?

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