Quosque tamdem

luis Chacón

¿Quién paga el impago?

LA incultura te hace gregario, arrogante y temerario. Por eso se pontifica tanto en los bares. Allí, la solución a los problemas gana en imaginación al ritmo del número de rondas sin que nadie dé su brazo a torcer. Si a eso sumamos que quien no tiene nada que perder, a nada teme, podemos concluir que es la suma de todas estas circunstancias lo que explica el apoyo inconsciente al impago de la deuda como salida a la crisis de los países del sur de Europa.

Pero quienes lo proponen no son unos iletrados; el ministro Varoufakis es profesor de economía y la dirección de Podemos, si no fuera por su aversión al mercado, podría fundar una Universidad privada dada su sobreabundancia en doctores. Todo ello nos confirma que el estudio ni cura ni previene la demagogia y es incapaz de anular la capacidad de engaño de los manipuladores.

En toda deuda hay dos partes, acreedor y deudor. El mensaje de la izquierda impagadora que se presenta como un Robin Hood redivivo es maniqueo: los deudores siempre son seres angelicales y con mala suerte que cayeron en las afiladas garras de unos buitres diabólicos -os orondos banqueros de puro y chistera salidos de una caricatura decimonónica- que disfrutan explotando sádicamente al pueblo.

Pero la realidad es muy distinta. El impago de la deuda perjudicará a los bancos pero antes arruinará a millones de ciudadanos. Y no sólo porque es difícil financiarse cuando aún no has pagado las cuentas pendientes sino porque la deuda pública está en manos de gente concreta con cara, nombre y vidas muy alejadas de los tiburones de Wall Street. Como pudieron comprobar en Grecia en 2012, la quita deja sin ahorros a millones de jubilados que habían invertido, con plena confianza, los ahorros de toda una vida en la deuda de su país.

Si España impagara, los primeros afectados serían nuestros pensionistas ya que la mayoría del Fondo de Reserva de la Seguridad Social está compuesto por títulos de deuda española. Después, todos los ahorradores que han invertido el fruto de su trabajo en Letras y Bonos del Tesoro y los que han constituido un plan de pensiones pensando en disfrutar de una vejez tranquila. Y luego, es posible que la banca, es decir, sus accionistas que son miles de familias y empresas y Fondos de Inversión y Pensiones.

Y ahora, olvide la demagogia; mire a sus padres a los ojos y mírese al espejo: ¿sigue estando tan seguro de apoyar el impago de la deuda?

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