La tribuna

tomás Navarro

El ascenso de Hezbolá

EL tablero del Medio Oriente, el damero maldito mundial por excelencia durante los últimos 70 años, vuelve a mutar. Los intervinientes y jugadores muy experimentados en sus dos bloques están coaligados asimétricamente entre Occidente y las dictaduras árabes saudí, qatarí, emiratí y con ligaduras poderosas con el espartano agente israelí y el turco Erdogán (fichas negras) y el bloque iranio, sirio y libanés de Hezbolá que con apoyo ruso constituyen las fichas blancas. Este verídico 'juego de guerra' mueve sus fichas por toda la región. La invasión de Siria, un jaque-mate al bloque blanco, sin embargo ha resultado fallido. El yihadismo sunnita, parido por el wahabismo saudí como arma letal para hundir a Siria y repartírsela a trozos, chocó en Iraq con las ascensión meteórica del Estado Islámico -que aplicando las reglas de juego del wahabismo saudí- ha terminado por ofender hasta el lejano budismo asiático. Tanto asesinato mediático con decapitaciones, lapidaciones, crucifixiones y martirios inhumanos televisados hasta incinerar vivos a sus prisioneros dentro de jaulas, unido a la acción directa de sus siervos en Occidente (París o Copenhage) ha derribado el mito que para despistar a las opiniones públicas occidentales se había construido justificando su violenta intromisión en la región para "implantar la democracia". Claro que esa receta no era ni para la dictadura islamofascista saudí ni para sus marionetas del Golfo... era para Siria, un país laico con un Islam civilizado y donde conviven sin problemas los cristianos y los no creyentes.

Así, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se apostó por ir al calor de las protestas legítimas para convertirlas en actos de terrorismo, pues todo se justificaba para derribar la dictadura de Al Assad. El objetivo en tres fases era obvio. Si caía el régimen sirio, se le cortaba a Hezbolá en Líbano la solidaria ayuda siria e iraní. Caído el régimen sirio, el segundo paso sería el ataque total de Israel al sur del Líbano para exterminar de una vez a Hezbolá. Y una vez neutralizados sirios y libaneses afines a la cuerda irania, USA e Israel se encargarían de Irán y de poner sus centrales nucleares de vuelta a la noche de los tiempos. Todas las fichas negras ganaban en este juego. Turquía quedándose con el norte de Siria y Arabia Saudí con el sur gracias a sus fliales Al Nusra y Frente islámico. Así Israel, otro gran beneficiado, sellaría el Golán sirio para arremeter con seguridad contra Hezbolá, pues no en vano Tel Aviv y Riad son un matrimonio de intereses mutuos contra la potencia iraní. Con ello Palestina perdería su razón de ser y a los palestinos se les podría trasladar a Jordania de una vez, Israel ganaría nuevos territorios en el Golán apropiándose definitivamente del agua del lago Tiberiades y así Netanyahu aparecería ente sus electores como el 'arreglador' del Oriente Medio. Pero no ha podido ser y ahora son las fichas blancas quiénes más se acercan a una plausible victoria en la región. Su talón de Aquiles ha sido la ascensión del Estado Islámico (Daesh) quién erigiéndose en agente doble ha terminado por engullir a todos sus rivales de capital saudí, qatarí o turco. Daesh ya no obedece a sus amos porque su delirio nihilista les obliga a superarlos y ha logrado hundir todas las expectativas que atesoró como marioneta predilecta del wahabismo saudí, la segunda ya, porque la primera marioneta con hilos a larga distancia fue Al Qaeda ¡Pero qué malos artesanos tiene Riad!

Así hoy es Siria y su Gobierno legítimo quién está acabando con el yihadismo en su territorio. Iraq y su Gobierno pro iraní hace los mismo en su área afectada y lo que más llama la atención es la ascensión del libanés Hezbolá como una milicia islámica profesionalizada que ha defendido en estos cuatro años a los cristianos sirios e iraquíes. Ha sido capaz de reconquistar para Damasco la simbólica plaza cristiana de Maloula, donde los cristianos siguen expresándose en la lengua de Jesucristo: el arameo y ahora ayuda al Gobierno iraquí a preparar la reconquista de la importante ciudad de Mosul en manos de Daesh. Hezbolá ha desarrollado una especialidad que ni siquiera Israel ha atinado tanto: sus comandos. Esta orientación militar asimétrica está demostrando con sus acciones una capacidad operativa envidiable ya que consigue infiltrarse -sin que se note- en cualquier espacio a intervenir consiguiendo su meta. Ahora está también en Yemen ayudando a la milicia chiíta yemení a descabalgar los intereses saudíes en la zona. Y, como no, con Damasco recuperando su Golán donde también Hezbolá se activa en detrimento de Israel, que en su ayuda ciega a los grupos yihadistas sunníes que combaten al ejército sirio, no ha sido capaz de mantenerse neutral por lo que ahora se arriesga a tener otra frontera inestable, precisamente ésta que desde 1973 no había mantenido actividad militar ya que Damasco no lo permitía ¿Pero ahora?

La resistencia de Siria y el cambio del presidente Obama hacia Irán ha supuesto la derrota de Arabia Saudí y sus siervos del Islam más yihadista, la anulación de Israel en Siria y que ahora Turquía deba de cerrar su colaboración energética con el "terrorismo productivo" que mantiene con Daesh. Así que ahora no sólo emerge en la región un patrón más civilizado frente al yihadismo sunnita, sino que si Hezbolá ya actúa fuera de Líbano es porque también Egipto sale beneficiado frente a la avaricia turca y saudí por apropiarse de la bandera del Islam más violento en beneficio propio. El general-presidente egipcio Al Sisi y Hassán Nasrala, líder de Hezbolá junto con el presidente sirio Al Assad salen todos reforzados de este conflicto. Las fichas blancas, sin que nadie apostara por ellas, ganan en detrimento de las negras. Y en geopolítica eso se llama desastre.

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