La tribuna

juan Ramón Medina Precioso

El debate sobre los grados universitarios

EL decreto aprobado recientemente sobre la posibilidad de implantar grados universitarios de 180 créditos, con tres años de duración, ha despertado diversas críticas. Han sido expuestas en un tono beligerante y sazonadas con un compromiso de no aplicarlo durante al menos dos años. Trataré de refutar esas críticas y haré dos comentarios adicionales. Entrecomillaré cada crítica antes de exponer mi opinión.

"Atenta contra la autonomía universitaria". La norma no obliga a las universidades a implantar grados de tres años sino que las faculta para hacerlo en los títulos que elijan, pudiendo seguir con los de cuatro años si así lo desean. Amplía la autonomía universitaria en vez de cercenarla, ya que da libertad a las universidades para obrar según les convenga. ¿Tienen miedo los críticos a la libertad?

"Es un retroceso en el contexto internacional". Los grados duran tres años en todos los países de la UE, excepto en Grecia que dura cuatro años, y en Alemania, donde los hay de los dos tipos. Los grados de cuatro años están vigentes en Rusia, en otros países europeos que no son de la UE y en diversos países americanos. Personalmente, prefiero que los grados españoles se asemejen a los de la UE que a los de Grecia, Rusia y Latinoamérica.

"Obligará a alargar los másteres a dos años". La norma no modifica la regulación del segundo ciclo universitario, el del máster, sino que la deja como estaba. No se cambia, pues, de un modelo de cuatro años de grado y uno de máster a uno de 3+2. Cabe la posibilidad de implantar modelos de 3+2, de 3+1, de 4+1 e, incluso, de 4+2.

"Encarecerá los estudios universitarios". Es obvio que un grado de tres años será menos caro para los estudiantes que uno de cuatro años. Si el alumno elige completar su formación con un máster de dos años eso costará lo mismo que antes de la norma, pudiendo la universidad ofrecerle un máster de un año.

"Los grados serán papel mojado". Los grados de tres años darán los mismos derechos que los anteriores de cuatro años siempre que el título sea el mismo. Así ocurre en la mayoría de las naciones de la UE.

"El gasto familiar en estudios de posgrado es injusto porque los estudiantes difieren en capacidad adquisitiva". La formación se prolongará durante toda la vida en una sociedad del conocimiento, de modo que oponerse al gasto voluntario en educación es anticuado e ineficiente. Ese enfoque sólo conducirá a igualarnos en mediocridad. Se engaña el que piense que con los estudios realizados en la universidad durante su juventud tendrá suficiente para el resto de su vida laboral. Lo deseable es dotar un buen sistema de becas para que todo el que se esfuerce lo suficiente pueda seguir aprendiendo, pero no obstaculizar la formación permanente con la excusa de que no todos podrán o querrán hacerlo. ¿Supone la libertad atentar contra la igualdad?

"Para trabajar será imprescindible un máster de dos años". Los tipos de másteres complementarios de los grados afectados por la norma no son imprescindibles para trabajar. Es cierto que a mayor formación, mayor capacidad de trabajar, pero también serán más competitivos los que hayan hecho varios estudios de posgrado o estudiado en universidades norteamericanas. Eso no es motivo para oponerse a los estudios de posgrado.

"Se perderá calidad académica". La calidad académica no depende principalmente de la duración en términos absolutos, sino de la adecuada relación entre la duración y las necesidades formativas. No se trata de comprimir los contenidos de 240 créditos en 180 créditos, sino de decidir, según el título de que se trate, los contenidos esenciales para luego establecer la duración mínima imprescindible.

"Es un despropósito que un mismo título se obtenga en tres años en una universidad y en cuatro años en otra universidad." Eso ya ocurre: un estudiante francés o italiano tarda tres años en obtener el mismo título que uno griego o uno español en cuatro. ¿Desvaría la UE? En cualquier caso, la norma no impide que varias universidades se pongan de acuerdo en unificar la duración de cada título. La CRUE podría facilitar que la mayoría de las universidades españolas que lo deseen adopten un criterio común para cada título.

"Nadie va a optar por los grados de tres años". Las universidades catalanas, que están a la cabeza, los aplicarán y también muchas universidades privadas.

"La comunidad universitaria siempre lo ha rechazado". La CRUE acordó en 2006 pedir que unos títulos durasen cuatro años y otros, tres años. Fue la ministra Cabrera, en 2007, la que optó por los de cuatro años en exclusiva. La norma lleva a la situación pedida inicialmente por los rectores.

"Es una medida precipitada". Se anunció hace dos años y se ha debatido durante medio año.

Comentarios adicionales. La moratoria de dos años coincide con el tiempo normal necesario para preparar un plan de estudios de tres años. Curioso. El tono beligerante de los críticos probablemente refleja que intuyen que muchas universidades acabarán por adoptarlos en algunos títulos. La agresividad proviene de la inseguridad. Confianza, amigos.

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