La tribuna

rafael Rodríguez Prieto

Elecciones 2015: ¿fin del régimen?

YO, a ustedes, los mandaba a trabajar fuera de la política para que vieran los efectos corrosivos de la corrupción". Antonio Maíllo tuvo la desgracia de llegar en el momento menos oportuno y después de las personas equivocadas. Con razón afirmó sentirse preparado para ser presidente de la Junta después del último debate. Sus contendientes fueron dos personas con una formación muy escasa y que nunca han trabajado fuera de la política. Maíllo es filólogo y profesor. No necesita el "sí señor" como vehículo para ganarse la vida.

Era obvio que IU (6,9%) seguiría un camino análogo al del PA. No sólo obvió la corrupción del régimen; también se hizo cómplice de los recortes sociales del mismo. A cambio se quedó empantanado en una ley de participación ciudadana frustrada y frustrante para los colectivos sociales que colaboraron en su redacción.

La presencia de Ciudadanos (9,3%) tampoco ha sido una sorpresa. Las encuestas alzaron a un partido que hace unos meses representaba la resistencia frente al nacionalismo en Cataluña. Hoy es un partido estatal que ha sido usado como instrumento para bloquear el ascenso de Podemos. En términos de su proyecto social y económico sería difícil diferenciarlo del PSOE o del sector moderado del PP. Sus mandamientos se resumen en recortar el estado de bienestar y adaptarse a las exigencias de la troika.

La derrota del PP (26,8%) era casi tan previsible como una infame película alemana de las cuatro de la tarde en el inevitable paraíso tropical. Sus políticas han servido para poner de relevancia hasta qué punto subordina los intereses públicos al beneficio privado. Su bananero uso de las instituciones para favorecer sus intereses, como en el caso de la Agencia Tributaria, es una muestra. La comparación con Cáritas se suma a la ingente cantidad de escombros que aún reposan, como si tal cosa, en la calle Génova.

Los resultados de Podemos (14,8%) no han sido los esperados. Especialmente por la razón de que el propio partido se ha propuesto como opción de Gobierno, no como sostén de otro grupo o como presencia testimonial. Hay razones para la autocrítica. Como dice un amigo, para hacer de Ciudadanos ya está el original. La cúpula dirigente debería ser consciente que Podemos es sociológica y filosóficamente mucho más que ellos, aunque electoralmente fue el grupo Complutense el que lo ha constituido como una opción real. Tal vez deberían tener en cuenta una idea muy popular en Podemos que distingue entre ser y estar en Podemos.

Finalmente el Partido (35,4%), el CiU sureño o el PRI andaluz. Después de más de treinta años el raquítico discurso se ha centrado en el del oprobio y la identificación del Partido con los andaluces. El diseño de la campaña ha sido mejorable y el malestar socioeconómico es patente. ¿Entonces qué? Quizá sólo la confluencia de tres elementos ha podido ser definitiva para la victoria. El primero es el valor simbólico del PSOE como marca electoral. En Andalucía aún lo conserva. El segundo factor es el derrumbe del PP, lo que de acuerdo a las normas que rigen la distribución de escaños ha favorecido a la fuerza mayoritaria. El tercero es su suelo electoral, que en nuestra comunidad se encuentra por encima del resto. La explicación más plausible se llama clientelismo y administración paralela.

El proceso de neoevangelización que convierte a un trabajador al servicio de los andaluces en testigo de Jehová al servicio del Partido y su aristocracia resume con perfecta claridad lo que nos sucede. Hay electores (trabajadores o empresarios) cuyo salario o beneficio depende de que se mantenga esta red que corroe nuestra sociedad y destruye las instituciones, pues todas se ponen a su servicio. Probablemente muchos militantes del PSOE hubieran preferido una derrota que les devolviera el marchito socialismo. Por suerte el clientelismo todavía no se graba en los genes. De hecho, la prioridad de la oposición debería ser el desmantelamiento de la red clientelar del régimen, más allá de sus evidentes diferencias ideológicas, antes de que se cumplan los simbólicos cuarenta años. Repetir las elecciones podría ser una opción.

Los pactos se tornan necesarios, aunque un gobierno en minoría pudiera servir a la espera de otros resultados. El laboratorio de la Gran Coalición se hizo prescindible gracias a un invitado inesperado. Pero no se puede descartar nada. Probablemente asistiremos a tensiones dentro de Ciudadanos entre los intereses de Albert Rivera y sus correligionarios en Andalucía. Algunos ya se ven en la poltrona de consejero. Pero cuidado. Pregunten en el averno de los socios del Partido. En el dintel de entrada reza, como en el infierno de Dante, la siguiente leyenda "Antes de mí ninguna cosa fue creada/sólo las eternas, y yo eternamente duro: ¡Perded toda esperanza los que entráis!"

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