Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

Llueven nueces

UNOS se dedican a mover el árbol y otros recogemos las nueces. Arzalluz recurrió a esta bucólica comparación para dibujar la relación de intereses entre ETA y los nacionalistas, que recogían competencias y privilegios después de los zarandeos. Unos hacen hercúleos esfuerzos y otros viven, o aprovechan, los trabajos ajenos. O, simplemente, estaban ahí colocados en el momento exacto y el lugar preciso, el oportunismo es una técnica de supervivencia. Pienso en Pablo Iglesias y en Albert Rivera. La sacudida que los jóvenes de Podemos le han dado al árbol del bipartidismo ha sido de tal dimensión que no sólo han caído todas las nueces, también las hojas más viejas, tal el estruendo de ramas que amenazaba con el derribo, y ahí estaba el joven Albert Rivera, más sosegado, menos impulsivo pero igual de brillante, para rematar la caída mientras Iglesias, desollado, sucio y soberbio, se lamenta de la inutilidad del esfuerzo.

Podemos sigue siendo un partido anómalo en cuanto a sus apoyos. Definido por los electores como una formación de extrema izquierda se nutre de simpatizantes que están en este tramo del espectro ideológico pero también de otros del centro, podíamos decir que de un centro radical, indignado, reformista, justo el que comienza a nutrir a Ciudadanos. Como Iglesias, Rivera es inexperto, pero a diferencia de Podemos, Ciudadanos ha emprendido una estrategia similar a la del PSOE de Felipe González en los albores de los años ochenta: el fichaje de figuras de reconocido prestigio. A los economistas Luis Garicano y Manuel Conthe, Ciudadanos suma ahora al ex portavoz de la Organización Profesional de Inspectores Fiscales Francisco de la Torre, que es el artífice de su propuesta de reforma fiscal. A Ciudadanos le llueven nueces, y no sólo de Podemos.

El escándalo Rato y las asesorías de Trillo y de Pujalte componen un cóctel tóxico para el PP de Mariano Rajoy, a quien comienzan a moverle la silla por Galicia. Ciudadanos se ha convertido en una alternativa real de Gobierno. Podemos, con ese voto aspiracional, nunca lo fue, y lo es menos después de este maratón de televisiones, apariciones y ocurrencias que Pablo Iglesias lleva corrido desde mayo. Cuando llegue noviembre, Podemos quizás no mida más que IU en sus mejores tiempos. Ciudadanos, el PSOE de Pedro Sánchez y lo que quede del PP se jugarán el Gobierno de España en noviembre. Dos de los tres gobernarán.

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