A la sombra de los olmos

José / Martínez / olmos

Tiempo de pateras

LAS pateras de hoy, como las del pasado, expresan la aspiración de los pobres por llegar a un futuro mejor. La aspiración de asegurar una vida digna cuando la realidad en la que les ha tocado vivir a sus pasajeros es una realidad indigna.

Las pateras de hoy llegan a nuestras costas casi de manera continua y nos ofrecen a veces imágenes de personas rescatadas y otras, imágenes de muerte y tragedia. Aunque es conveniente saber que muchas de la situaciones en las que el mar se traga vidas a puñados, no nos enteramos porque las autoridades no lo cuentan.

Ahora que la actualidad nos golpea con la muerte de unos 700 inmigrantes frente a las costas de Italia, es una buena ocasión para reflexionar sobre este fenómeno. Un fenómeno que no es nuevo pero que se hace nuevo con cada patera que trata de venir a nuestro continente.

Un fenómeno que cuando Rajoy estaba en la oposición era culpa de lo que él denominaba "efecto llamada de Zapatero". Algo que traigo a colación para no olvidar el daño que hace a la convivencia y al abordaje de los graves problemas sociales el uso de la demagogia por la demagogia.

Vivimos un mundo lleno de injusticias y hay además muchos países en guerra o con una ausencia absoluta de justicia social y libertad. Situaciones que hacen indigna la vida de la gente hasta tal punto que prefieren jugarse la vida que perder la dignidad aguantando la pobreza y la injusticia.

Cada vez que llega una patera y mas aún si lo hace a las costas granadinas, me interpelo a mí mismo para ver si soy capaz de imaginar levemente las historias que hay detrás de cada rostro de esas personas. Porque sé que si hago ese ejercicio, aunque estoy seguro que ni de lejos seré capaz de acercarme a cada drama, al menos me aseguro que no me conformaré con interpretar cada patera como una noticia mas de las miles que recibimos con la conciencia anestesiada.

Y pienso en cada madre y en cada padre o en cada hermano o en cada hijo de cada una de las personas que (explotadas muchas veces por mafias), quedaron atrás y viven la incertidumbre de no saber si sus familiares (viajeros de las pateras) habrán conseguido el sueño de tocar tierra europea o por el contrario habrán sido presa de las aguas.

Por eso, me apena la general despreocupación con la que se reciben las noticias de rescate de pateras o de tragedias sufridas por las pateras. Porque esa despreocupación me hace ser pesimista sobre la articulación de medidas eficaces para acabar con estas tragedias.

Hoy me he levantado pesimista en este tiempo de pateras. Espero que se me pase rápido para esta tarde y así, luchar con gana por otro futuro mejor.

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