Quosque tamdem

luis Chacón

Partidos crepusculares

NORMA Desmond bajó la escalinata de su mansión con el mismo gesto epatante y cadencioso que lucía en los viejos estrenos hollywoodienses cuando la vitoreaban miles de enardecidos admiradores. Pero esta vez, sólo un desconcertado guionista llamado Joe Gillis y Max, su fiel mayordomo, presenciaron la divina aparición. El Crepúsculo de los dioses es la recreación de un mundo perdido, el de las estrellas del cine mudo que no se adaptaron al sonoro. Así, cuando el escritor interpretado por William Holden reconoce a la gran diva, le dice: "Era usted grande". Y recibe como respuesta una muestra de infinita soberbia: "Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas".

Muchos jefes políticos -el término líder está muy devaluado- actúan así y hasta llegan a creerse imprescindibles. Defienden, como la vieja dama del cine mudo, que son los votantes los que yerran porque el suyo es un arte imperecedero.

El día 24 se nos llamó a consulta para elegir concejales y los ciudadanos votamos lo que nos vino en gana. Al fin y al cabo somos el pueblo soberano, aunque no sé si quienes deberían interpretar el mensaje lo han entendido. Para los votantes, la corrupción es un mal endémico y enquistado, la gobernanza adolece de soberbia, autoritarismo y otro buen puñado de males y la salida de la crisis sigue sin sentirse. Por eso resulta tan incomprensible que el presidente del gobierno haya reaccionado con su habitual agilidad de estatua de sal, como que el secretario general del PSOE se haya congratulado de perder las elecciones y además, setecientos mil votos. Supongo que si en noviembre acaba en el Grupo Mixto lo celebrará como un triunfo histórico siempre que el PP no obtenga más de una docena de diputados. Ellos siguen en su cansina contienda a dos pero la sociedad se ha hecho mucho más plural. Y es que son ya demasiados los dirigentes que no asumen la realidad incontestable de que el ciudadano no ha cambiado de ideología sino que han sido los partidos los que han mutado su discurso y sobre todo su forma de actuar.

Si Norma Desmond hubiera entendido que no eran las películas sino la impostada gestualidad del cine mudo lo que había perdido el favor del público, no hubiera vivido su triste crepúsculo. Si el presidente del gobierno dejara de levitar en Moncloa y pisara las calles de España, quizá el PP tendría una mínima oportunidad de recuperar la confianza pérdida de su electorado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios