Quosque tamdem

luis Chacón

El fin del mundo se acerca

APROVECHANDO la dimisión del primer ministro Tsipras que ha renunciado a su programa político sin respetar el resultado del referéndum y forzando nuevas elecciones, los voceros oficiales y oficiosos de la hecatombe, repartidos equitativamente, al igual que la estupidez y el acné, entre todas las opciones políticas se han encaramado al púlpito del catastrofismo para obtener réditos políticos del voto del miedo buscando un falso y forzado paralelismo entre España y Grecia. Han sacado brillo a las trompetas del Apocalipsis y propalan la idea de que si los próximos comicios dan la victoria al PP, sólo o apoyado por Ciudadanos, caeremos en una espiral de austeridad que nos llevará a la miseria; si el triunfador fuera el PSOE, se echará en brazos de Podemos y el despilfarro público nos abocará a la quiebra y si vencieran estos últimos, el caos sería tan inmediato y la ruina de tal magnitud que no podremos ni comprarnos un puñado de mantecados para estas Navidades. En fin, que va a dar igual quien gane.

Por eso, de ser cierto lo que nos auguran estos profetas de la devastación, habremos de concluir que España carece de futuro y que el fin del mundo se acerca. Así que disfruten de estas pocas semanas de relativa calma que nos quedan antes de que estalle la tormenta; dénse a los placeres de la vida o ayunen y penitencien según les plazca, pero prepárense en cuerpo y alma para el llanto y el crujir de dientes.

Seamos sensatos. No hemos asistido a ningún cataclismo de dimensiones bíblicas. La dimisión del premier griego no es más que una estudiada argucia política que busca desembarazarse del ala más radical de su partido para reconvertir Syriza en una formación socialdemócrata aunque algo escorada a la izquierda para el gusto de los tiempos y así, consolidarse como el líder providencial que sacará a Grecia de la crisis a la que la llevó, entre otras causas, el clientelismo dinástico de los dos grandes partidos que han protagonizado su historia al menos, desde la caída de la dictadura de los coroneles. Pero lo más ridículo de estos videntes apocalípticos es que sólo alcanzan a intimidarnos con las infinitas desgracias que acaecerán si el triunfo cae en otras alforjas pero no nos dicen que podemos esperar en el caso de que gane su propia opción. Así que llegado el día, votaremos con libertad y sensatez y en la certeza de que estos iluminados carecen del don de profecía.

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