Por montera

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El niño muerto sobre la arena

LA imagen del mundo de hoy en día, este mundo que se mueve entre satélites y el ADN, es la del niño sirio muerto sobre las arenas. Europa se estremece, al fin, por una guerra que en Siria lleva contabilizados más de doscientos mil muertos. De nada han valido la insistencia de algunos medios de comunicación, ciertos conatos de debate o intentos de solución, ni las voces de organizaciones de distinta índole... Durante los últimos años, mientras los sirios son exterminados por la guerra, el hecho no ha dejado de ser una noticia más del informativo, de ésas para las que ya estamos preparados, mediática y socialmente preparados, para atender sin escuchar.

Pero ese niño tirado sobre la arena, ese cadáver infante, nos devuelve a la realidad, entronca nuestras civilizaciones con actos de otros tiempos y que consideramos bárbaros. Ese cuerpecito sin vida que las aguas han traído a la actualidad es la cadena que une a la sinrazón de 2015 con las guerras de siempre, desde Troya hasta Afganistán, pasando por el destrozo de África o el delirio nazi.

Otras imágenes se convirtieron en icono de un conflicto y colaboraron a que se tomara conciencia de la gravedad del asunto. Recordarán ustedes a las criaturas que huían bajo el napalm de Vietnam en 1972, o al guardia civil que sostuvo a la niña a la que ETA había arrancado un pie en Vic, en 1991, o a la chiquilla sudanesa que, agonizante por el hambre en el 93, no podía evitar que un buitre esperara para devorarla. Siempre niños. Y yo creo que nos encontramos ante una imagen similar en impacto y relevancia. La guerra de Siria ha llegado a las puertas de Europa, al corazón del continente que andaba fingiendo que estas cosas ocurren, sí, pero lo suficientemente lejos como para no tener que ponerse a buscar soluciones.

Ese niño, Aylan Kurdi, ha muerto simbolizando todo un sistema de cosas, sin quererlo y sin saberlo. Porque nadie puede evitar sentir que esto es un problema de los sirios, de una guerra desconocida o de causas incomprensibles... Aylan Kurdi ha expirado insuflando vida al problema. El periodista y escritor Juan Cruz ha escrito con acierto de esta noticia que "un niño es el mundo entero". Ése es nuestro mundo, por tanto. Europa se conmueve. Pero ya es hora de que deje de hacerlo y de que se empiece a mover. Si los seres humanos huyen de las llamas, apaguemos el fuego. Aunque el incendio sea una guerra.

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