El balcón

Ignacio / Martínez

Cruzado mágico

HAY dos referencias respecto al horario oficial andaluz: una hora menos en Canarias y diez o veinte años más en Almería. La A-92 llegó con diez años de retraso a la más oriental de las capitales andaluzas. Y esta semana, por fin, Málaga y Almería han quedado conectadas por autovía. Con cuatro lustros de demora. No estamos hablando de cualquier cosa: éste es un eje fundamental de desarrollo para Andalucía, con una agricultura pujante y exportadora, un turismo en el que la naturaleza todavía tiene aliento y tres activos puertos medianos. Con jóvenes industrias de base tecnológica en el extremo malagueño y un líder mundial de la piedra artificial en el levante almeriense.

La conexión llega con un cuarto de siglo de retraso a la zona con mayor crecimiento demográfico de la región en ese mismo tiempo. Que el progreso vaya por delante de las infraestructuras es síntoma de mal gobierno. Una carencia de la que son responsables todas las administraciones, incluidas las de los pomposos próceres que se han hecho la foto y han dado discursos delante de un túnel con arco azul, elegido como punto Kodak para la ocasión.

Es paradójico, pero Andalucía ha sufrido un deterioro profundo de su cohesión interna durante el periodo autonómico. En este tercio de siglo ha aumentado la rivalidad regional de manera exagerada. Un tribalismo que cabe atribuir a muchos factores. Con una universidad por provincia y sin servicio militar, los jóvenes ya no tienen la necesidad de moverse de su provincia. Ni siquiera para trabajar: siempre hubo una enorme resistencia a la movilidad geográfica. El destino territorial de los abundantes fondos europeos ha generado recelos crecientes.

El deshielo ha empezado por Málaga y Sevilla. Los ex alcaldes Del Valle y Merino han lanzado Civisur, con proyectos y demandas desde la sociedad civil. Sando patrocina un foro empresarial. Los alcaldes en ejercicio, De la Torre y Espadas, de carácter abierto y partidos distintos, parecen haber encontrado el feeling que los precedentes y sus antecesores no hallaron, aun siendo en ocasiones correligionarios. El miércoles en Madrid, Espadas dijo que para aumentar el flujo de turistas norteamericanos a Sevilla cuenta con el aeropuerto internacional malagueño. El eje Sevilla-Málaga se mueve.

Hay que trazar otros muchos ejes, pero para eso hay que especializarse; cooperar. Y gestionar ese reparto es más difícil que acomodarse en el localismo provinciano. A ver si cunde el ejemplo, desde Jaén a Cádiz, por el Guadalquivir. Desde Huelva a Almería por la costa. Ejes trenzados; cruzado mágico.

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