Quosque tamdem

luis Chacón

Sánchez, el ilusionista

INSPIRADO en el enigmático y atractivo Eisenheim que interpretara Edward Norton, Pedro Sánchez ha decidido protagonizar su propia versión de El Ilusionista y ha organizado para los comicios todo un programa de escapismo y magia de salón. La protagonista del escapismo se llama Irene Lozano, la aguerrida diputada de UPyD que en lugar de asistir con dignidad a las que se anuncian como últimas horas de la formación magenta ha preferido diluirse en el éter y aparecer en escena tras el voilà! de 'Sánchez, el Ilusionista'. Imagino que los militantes del PSOE estarán encantados de depositar en la urna la papeleta que le asegura un escaño a quien no hace tanto decía que "el modelo de PP y PSOE para España era una mezcla entre Suiza y Sicilia" y me temo que no se refería a que las nevadas cumbres de los Alpes pudieran admirarse desde las límpidas playas del estrecho de Mesina.

No es el señor Sánchez el único que cree que incorporando a sus listas electorales nombres de cierta relevancia -no olvidemos a la excomandante Cantera-, va a ganar votos. La estrategia es muy vieja; Felipe González lo hizo con el entonces juez Baltasar Garzón y Mariano Rajoy con el financiero Manuel Pizarro. Pero lo cierto es que el truco del candidato sorpresa siempre decepciona. Si el reclamo es tan brillante que no necesita de la política para vivir, acabará marchándose harto de los corsés partidistas, la disciplina de voto y la inevitable obediencia al líder. Si sólo es una estrella fugaz, obtenido el escaño, aportará poco o nada y se limitará a vegetar de comisión en comisión y de pleno en pleno hasta encontrar algún puerto de invierno en el que asegurarse una jubilación dorada.

Estas sorpresivas apariciones de candidatos ocurren en España porque las listas electorales se elaboran en comités cerrados y ajenos a la ciudadanía a la que, al final, le resulta indiferente introducir en la urna la lista del partido, la de la compra o la alineación de la Selección Española que ganó el Mundial de Sudáfrica. Porque gracias al sistema electoral que sufrimos, nadie conoce a sus representantes, ni sabe dónde encontrarlos, ni tienen oficina alguna para atender al ciudadano. Así que ¿qué más le da al votante a quien fichen? Sobre todo en un PSOE que podría ganar muchos votos poniendo en la calle a un buen puñado de corruptos de los que le sobran. Y ahí si que todos aplaudiríamos el voilà! de 'Sánchez, el Ilusionista'.

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