Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Albert y Mariano

JAVIER Arenas no perdió las elecciones de 2012 porque faltó al debate de Canal Sur, pero esa ausencia fue uno de los síntomas de los errores que le llevaron a su insuficiente victoria. Mariano Rajoy no irá a los debates con Pablo Iglesias y Albert Rivera porque entiende que no lo necesita. Ha enviado a la vicepresidenta. Sí mantendrá uno con Pedro Sánchez, donde quien más tiene que perder es el socialista. ¿Por qué? Porque será el debate del bipartidismo, de la casta, de los que no saben enganchar a los jóvenes. La jugada de enviar a Soraya Sáenz de Santamaría es inexplicable, pero por parte de Antena 3: no es un debate entre candidatos. El resto de los aspirantes traga con todo, con tal de salir, debatirían hasta por Radio Taxi. Pero del mismo modo que Arenas en 2012, la ausencia de Rajoy no será consecuencia de nada, pero sí un síntoma de algo, de que está temeroso de tratar de tú a tú a Albert Rivera, el único de los líderes que asistió el jueves a la firma del pacto antiyihadista. La relación entre el PP y Ciudadanos es difícil, es su contrincante de la gente bien, pero no puede entrarle a saco por si le necesita para la investidura. A Albert Rivera le irrita esta falta de fair play, estos modos antiguos de hacer política, Rajoy está construyendo un relato favorable para quienes en Ciudadanos defienden que nunca, pase lo que pase, se apoye a Mariano.

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