De reojo

ANTONIO CAMBRIL

El PSOE, en caída libre

TEÓLOGO, filósofo, con altura intelectual, y moral, y de la otra, y de izquierdas, Pérez Tapias, que ahora vuelve de presentar un libro sobre socialismo republicano en Asturias, es la encarnación en Granada del actual despropósito del PSOE. Cuando presentó su candidatura a la secretaría nacional, Susana Díaz ordenó a la nomenclatura que pasará la voz de que la apuesta era Pedro Sánchez, un señor con el que ni se trata, a quien de inmediato apodaron 'El Altísimo' y al que sus asesores de imagen se emperran en convertir en jefe de planta de El Corte Inglés. A Tapias no lo apoyaron ni los suyos, los mismos que antes lo habían apeado del Congreso por rojo y por haberse atrevido a votar contra la reforma del artículo 135 de la Constitución que fuerza al Estado a anteponer la vida de los bancos a la de las personas. Con él, y con tantos otros, la organización actuó como una centrifugadora, como una máquina de cooptación perfecta secuestrada por los cuadros, por las familias políticas, o de sangre, en la que los menos cualificados desalojan a los mejores con el fin de mantener el reparto de cargos, de sueldos y de influencias. Sucede con la moneda mala, que siempre desaloja a la buena, y basta con mirar las listas, estas y las pasadas, para comprobarlo.

Pérez Tapias podría haber sido el Corvin español, el hombre capaz de entender que el futuro del PSOE pasa por el respeto a su pasado, pero el PSOE, las gente que lo domina, "ellos saben sus nombres", se ha rendido al capitalazo, no encuentra respuesta a los peligros de la globalización y se ha resignado a que el partido funcione como la alternativa al PP, a todos los PP del mundo, como la cara B del neoliberalismo, sólo que el neoliberalismo no tiene cara B. ¿Socialdemócrata y neoliberal? Eso es un contradiós, "un cuchillo sin hoja al que le falta el mango". El PSOE puede dejar de ser obrero y hasta puede dejar de ser español, lo que no puede es dejar de ser socialista: el día en que las masas visualicen que ya no es útil, que ha dejado de ser un instrumento de transformación social, habrá firmado su acta de defunción. Y puede que ese día haya pasado… o esté a punto. El PSOE monta un ascensor en caída libre, sus dirigentes han justificado cada derrota y cada bajada electoral con el argumento de que se ha tocado suelo, pero ya van por la quinta planta del sótano. Y cayendo. Cuando reviente, quizá recurra a Pérez Tapias. A éste o a cualquier otro. ¡Oremos hermanos!

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