La tribuna

luis Chacón

Elecciones y provincias barómetro

LOS procesos electorales generan curiosidades y supersticiones. En una ocasión leí que en las presidenciales de 1960, Richard Nixon ganó en un pequeño pueblo llamado Kennedy, mientras Kennedy lo hizo en otro de nombre Nixon. A JFK también le afectó la maldición de Tecumsé, lanzada por un jefe indio contra el general Harrison tras la batalla de Tippecanoe y según la cual todo aquel que fuera elegido presidente cada veinte años fallecería en el ejercicio de su cargo. Y así ocurrió con el propio Harrison (1840); Lincoln (1860); Garfield (1880), McKinley (1900), Harding (1920), Roosevelt (1940) y Kennedy (1960), acabando con ella, como con la Guerra Fría y con la URSS, el incombustible Ronald Reagan. Lo que sí consiguió Kennedy fue ganar las presidenciales perdiendo en Ohio, un claro swing state o estado basculante sin el que parece imposible obtener la victoria. Sólo él y Roosevelt en 1944 llegaron a la Casa Blanca, en todo el siglo XX, sin ganar Ohio. Inspirados en ello y en el hecho de que desde 1977 quien vence en Aragón, gana las elecciones generales, un grupo de once sociólogos ha publicado Aragón es nuestro Ohio (Malpaso Ediciones), en el que analizan las tendencias de voto desde la Transición. Aragón es una España en miniatura con tres circunscripciones - una grande y dos pequeñas- y partidos regionalistas medianos situados a izquierda y derecha. También hay, en todo el país, un buen puñado de lo que los estadounidenses denominan middletown, municipios cuya población replica perfectamente la composición media del censo nacional y cuyos resultados suelen coincidir con el total nacional como son, Betanzos (La Coruña) o Ponferrada (León).

Sin embargo, no he visto que nadie haya recordado la existencia de tres provincias que desde 1977 calcan el resultado de las grandes formaciones que han protagonizado la vida política de los últimos cuarenta años. Sean elecciones generales, municipales o europeas, se cumple que el porcentaje de votos obtenido en Granada por el PP o la antigua AP; en La Rioja por el PSOE y en Alicante por el PCE primero e IU después, es casi idéntico a sus respectivos totales nacionales.

En el caso de las municipales, y dada la existencia habitual de candidaturas independientes, la relación entre los resultados nacionales y los de las provincias barómetro difiere un poco. Aún así, para el caso de Granada, las mayores diferencias entre ambos datos corresponden a los años 1979 y 1987. En el primero, AP no presentó candidatura en la capital obteniendo un ridículo 0,66% de los votos provinciales y sólo un 2,99% en el total de España, lo que supone una desviación de -2,33 puntos. En 1987 el PP obtuvo un 25,81% en Granada frente al 20,38% en el total de España, +5,43 puntos. El PSOE, a su vez, marcó este año su mayor diferencia positiva con un +5,36% (30,38% en La Rioja, 25,02% en España). En el otro extremo se encuentra 1979, año en el que la cosecha nacional de votos fue del 28,47% y 3,48% menos (24,69%) en La Rioja. Más ajustado aún es el caso de Alicante para IU que oscila entre el- 1,86% de 1987 y el 0,81% del pasado mes de mayo. En conjunto, el promedio de desviación -compensando datos positivos y negativos- de unas municipales respecto al total nacional es del 1,72% para el PP en Granada, 2,80% el PSOE en La Rioja y -0,80% IU en Alicante.

En el caso de la circunscripción única de las europeas los datos resultan aún más certeros. El PP tiene una desviación media de 0,48%, con un máximo de 2,19% en 2014 y un mínimo de -2,12% en 2004. La del PSOE está entre 1,78% en 2009 y -0,90% en 1989 con una media de 0,52%. Y para IU, un 0,14% en 1994 y -1,47% en 2004 y media de 0,48%, igual que el PP.

Ya que el próximo día 20 vamos a elegir unas nuevas Cortes Generales, puede ser interesante analizar los datos de estas tres provincias barómetro y compararlos con las encuestas publicadas, al menos para los dos grandes partidos, dada la complejidad que presentan las diversas candidaturas nacidas alrededor de Unidad Popular.

Curiosamente, PP y PSOE tienen las mayores oscilaciones en 1982 y 2011, los años de las dos grandes mayorías absolutas, la primera de Felipe González y esta de Mariano Rajoy. En 1982 el PP, entonces Coalición Popular, obtuvo en Granada 2,23 puntos menos que a nivel nacional. Del mismo modo el PSOE cosechó 4,66 puntos menos en La Rioja que en España. Y en las últimas elecciones, ambos ganaron en sus provincias barómetros más que en todo el país, 2,13% el PP y 2,33% el PSOE, siendo las medias de -0,46% para PP y -0,62% para PSOE. ¿Significa esto que la equivalencia va a seguir manteniéndose? Es difícil saberlo. No debemos olvidar que el comportamiento electoral de la sociedad española está cambiando en los últimos tiempos. De todos modos y aunque parezca aventurado afirmarlo, las pocas encuestas que ofrecen resultados provinciales detallados dan un 28% al PP en Granada y un 20% al PSOE en La Rioja, datos muy similares a los de los últimos sondeos publicados a nivel nacional. Aún así, no cabe duda que la respuesta más exacta nos la darán las urnas del próximo domingo.

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