Quosque tamdem

luis Chacón

Comunismo escandinavo

LA razón por la que el comunismo disfruta de cierto marchamo democrático en España se debe a que el PCE fue el principal opositor a la dictadura franquista. Además, la conversión de Santiago Carrillo al eurocomunismo de Berlinguer y Marchais; el abandono de viejos amigos poco recomendables como el portugués Alvaro Cunhal, más leninista que Lenin, o el dictador rumano Ceaucescu; su posibilismo en la Transición y su aceptación del pluripartidismo democrático le granjearon un cierto reconocimiento social.

El apoyo al PCE de un buen número de grandes artistas y figuras populares y la excelente mercadotecnia del castrismo -piensen en las camisetas del Che Guevara- hicieron que un dictador sangriento como Fidel Castro y otros tiranos de su cuerda aparecieran ante los ojos de muchos españoles poco avisados como modelos de transición hacia un futuro aparentemente idílico. A su vez, el incomprensible antiamericanismo españolista, último rescoldo del Desastre del 98, avivó la falsa idea de que el culpable de los males de Cuba era el mal llamado bloqueo estadounidense. Y hasta se llegó a identificar, incomprensiblemente, comunismo y libertad.

Pero el comunismo es otra cosa, una ideología caduca, totalitaria, liberticida y generadora de pobreza. Quizá por eso la coalición Podemos-IU ha pretendido dulcificar su programa intervencionista, nacionalizador y poco respetuoso con la libertad individual enmascarándolo tras un remedo del catálogo de la multinacional sueca Ikea. Por cierto, un ejemplo de globalización económica, gran distribución y libertad de elección, valores que en absoluto defendería Unidos Podemos. Lo incomprensible es que haya un buen número de votantes que sólo vean en esa papeleta el desahogo por tantos excesos sufridos pero no calibren otras consecuencias más duras e indeseables. Y como la realidad es algo que no se escapa a la mayoría, el señor Iglesias, el mismo que tras las elecciones de diciembre se adjudicaba una vicepresidencia con competencias sobre el CNI, el CIS, el BOE y la Comunicación, exigía el control sobre los medios privados y proclamaba orgulloso su comunismo, nos quiere convencer de su vertiginosa evolución hacia la socialdemocracia y no sé si antes del 26-J, dada su absoluta ambición por el poder, se habrá hecho democristiano y monárquico con la idea de que una vez abandone la Moncloa, el rey le haga Duque del Bricolage y Marqués de Ikea.

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