LA transparencia no fue, desde luego, una de las principales virtudes de la Universiada de Invierno durante su gestación. Nunca hubo números claros, nunca se facilitó un presupuesto 'real' del evento, sobre el que pesaron las sombras de pelotazo urbanístico en los primeros años y de la improvisación al final. Un año después, no s han cerrado las cuentas. Queda pendiente, incluso, una reclamación de 1,3 millones de Cetursa... ¿quién se hace cargo?

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