La esquina

josé / aguilar

Podemos se hace mayor

HA cristalizado en forma de discrepancias en la relación con el PSOE, que es una de sus manifestaciones más importantes, pero la crisis de Podemos es la crisis del paso de la juventud a la madurez, que implica básicamente sacrificios y renuncias. Después de años de euforia sin límite y un frenazo en seco (26-J), Podemos tiene que responder a la pregunta sobre qué quiere ser de mayor. Un trance difícil.

Se trata de un problema que parece menor desde la teoría y desde la lejanía, pero que se hace dramático conforme transcurre el tiempo inexorable, se entra a formar parte de las instituciones del Estado y se accede a responsabilidades de gobierno. Como pasar de las musas al teatro, bajar de las aulas a la arena política, aplicar las tesis y los dogmas a la vida cotidiana de la gente, descender de la épica de los mítines a la prosaica gestión de unos presupuestos que siempre son escasos.

Y todo esto con el poder de por medio. No hay nada más corrosivo. Juan Carlos Monedero, podemita en excedencia tras su inmolación por los dineros de Venezuela, ha dado en la diana: "Es una lucha ideológica y de poder". Tarde o temprano la indignación del 15-J iba a dejar de ser el aglutinante suficiente de una fuerza política cuyo propio éxito la obliga a ubicarse en el tablero con los mismos condicionantes que las otras, por más que hable en nombre de la gente y reniegue de la casta.

En la edad adulta hay que optar. Entre ser bolcheviques o mencheviques, revolucionarios o moderados, antisistema o simplemente radicales, frentistas o partidarios de las alianzas transversales, decididos a arrinconar a la socialdemocracia clásica o constructores de pactos frentepopulistas, dogmáticos o pragmáticos. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón simbolizan y alientan las dos almas de Podemos, llamadas a enfrentarse en ámbitos más decisivos y trascendentes que por la vía Twitter.

Según lo veo yo, a Podemos le convendría más alinearse mayoritariamente con Errejón. Seducir a las clases medias resulta más rentable políticamente -en una sociedad que, quiérase o no, está entre las veinte más ricas del mundo- que atemorizarlas. También es lo que no va a pasar. Esta pelea, que no ha hecho más que empezar, se saldará con la victoria de Pablo Iglesias porque, no se olvide, los militantes de Podemos son los indignados callejeros del 15-J. Y será dura. Por lo que dice Errejón: "Somos compañeros". O sea, los peores enemigos.

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