carlos / martínez

TTIP o la negociación comercial más opaca del mundo

EL TTIP o tratado comercial trasatlántico es un acuerdo internacional de "libre comercio", es decir de eliminación de barreras legales y control estatal, entre los EEUU y la Unión Europea. Pretende ser un acuerdo entre estados y una entidad supranacional, la UE, pero que no está siendo negociado por responsables políticos democráticamente electos y por tanto responsables ante un electorado, sino mediante una complicada componenda: por la UE lo negocia un técnico, por cierto español un tal Ignacio García Bercero que no se sabe de dónde viene su nombramiento, es desconocido y encima no responde ante el Parlamento Europeo ni ante los gobiernos, sino ante la burocracia de Bruselas y sus órganos no controlados políticamente. Es más los eurodiputados y eurodiputadas no tienen información ni son consultados, y tan solo después de mucho insistir se les permite revisar la marcha de las negociaciones en una salita sin ordenadores, móviles, ni papel. Vamos, una vergüenza democrática. Tanto es así que incluso el presidente de la República Francesa se ha quejado del oscurantismo de las negociaciones, que sin embargo sí que afectan a millones de personas, de hecho a todos los habitantes de los EEUU y de la Europa de la Unión.

El TTIP o tratado internacional de libre comercio entre la UE y los EEUU lo que pretende crear, según los cánones del más puro neoliberalismo, desregulación y desprecio de la legislación europea en materia social y sindical, alimentaria, agro-ganadera, industrial y cultural, un área de comercio interno entre ambos espacios económicos al objeto de competir con el resto del mundo y acceder al mercado europeo, los EEUU sobre todo, que son los grandes beneficiados. La competitividad es el santo y seña de tamaño despropósito el cual ha pisado tantos callos que ha unido a sectores patronales industriales, pequeños agricultores, cooperativistas, sectores de producciones de calidad, sindicatos, movimiento altermundista, sectores de la izquierda política pero también de la derecha y el centro, ecologistas, etc. Luego la pregunta es, ¿si a tantas personas e instituciones incluso patronales ha puesto en contra, a quién beneficia? Pues a las multinacionales. Las multinacionales serán las grandes beneficiadas y se comerán a toda la pequeña producción y comercialización. Nos inundarán de productos casi sin regulación, tóxicos en España -no en USA- y arruinarán a importantes sectores agrarios, comerciales, culturales e industriales.

Pero no solo eso. Los estados estarán al albur de las grandes empresas transnacionales que podrán demandarlos sino se accede a sus demandas y deberán ser resarcidos mediante nuestros impuestos de sus expectativas de beneficio. Por ejemplo, podemos ser denunciados por corporaciones privadas los gobiernos que suban el salario mínimo, prohiban el fraking, prohiban productos cárnicos hormonados o defiendan su sector público en salud o educación. Es más, las denuncias serán ante tribunales también privados, no ante el poder judicial. Fíjense, incluso desaparecerán las denominaciones de origen del vino, del aceite o del jamón.

Ante esto, solo podemos reaccionar, salir a las calles como se está haciendo en toda Europa y decir que basta ya al poder no democrático de los mercados, de las multinacionales, de las grandes cadenas. Como personas dignas. Debemos oponernos y obligar a nuestros políticos y políticas a que voten en contra de semejante desastre.

El día 15 de Octubre, Granada sale a la calle contra el TTIP y el CETA.

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