rOSA AGUILAR

Bibliotecas, refugio de cultura y de vida

Como cada 24 de octubre, hoy celebramos el Día de la Biblioteca. Fue en 1977 cuando, impulsada por la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, nacía una iniciativa que tiene como objetivos concienciar a la sociedad de la importancia de la lectura y reconocer el trabajo de las bibliotecas y de sus profesionales, los bibliotecarios y las bibliotecarias.

Jorge Luis Borges imaginaba que el paraíso sería algún tipo de biblioteca. Una imagen que yo comparto plenamente. Las bibliotecas son refugios de cultura y también de vida. Lugares mágicos donde residen la historia, el conocimiento, la fantasía y la memoria.

Espacios únicos, abiertos a todas y a todos, sin limitaciones, sin muros, sin exclusiones. Destinos de constante exploración para muchos pero, desgraciadamente, también desconocidos para otros.

Precisamente esta efeméride se plantea como uno de sus máximos retos el dar a conocer la existencia de las distintas bibliotecas (públicas, escolares, hospitalarias…), así como impulsar proyectos para que estos espacios sean centros de aprendizaje permanentes.

Para esta fecha, desde la Consejería de Cultura hemos preparado un programa de actividades repartidas por las ocho bibliotecas provinciales que gestiona la Junta de Andalucía entre talleres, cursos, proyecciones, conferencias y clubes de lectura así también como una serie de actos repartidos en distintos municipios a través del Centro Andaluz de las Letras. Unas actividades que, como las que se desarrollan el resto del año, dinamizan la vida de estos centros y estrechan la relación con los lectores y usuarios.

En este punto, es importante reivindicar la figura de los bibliotecarios y bibliotecarias, a quienes dedicamos este día el año pasado y que son los responsables de una ingente e importantísima labor, que va desde la promoción y difusión de los libros a la atención de los usuarios, pasando por la oferta de información sobre el uso y las posibilidades de las bibliotecas o la orientación a las familias en la enriquecedora tarea de seleccionar títulos infantiles o juveniles de calidad.

Vivimos unos tiempos en los que lo digital devora con velocidad el papel, los hábitos de lectura están cambiando y los propios libros y las bibliotecas han cambiado su fisionomía. De hecho, muchos lectores han encontrado en el libro electrónico y en internet la solución perfecta para su pasión por la lectura.

Por este motivo, las bibliotecas tienen que adaptarse a los nuevos tiempos para seguir siendo lugares de acceso a la cultura y para convertirse en agentes proactivos de esa cultura, con presencia activa en las redes sociales y convirtiendo la Red en cómplice en la aventura del fomento y promoción de la lectura.

El tesoro más preciado de una biblioteca son sus fondos. Y las redes sociales son un instrumento perfecto para su difusión y para encontrar en el público joven y en los internautas los destinatarios de su mensaje a través de los nuevos dispositivos tecnológicos.

Desde la Consejería de Cultura trabajamos por que las bibliotecas públicas de Andalucía estén cada vez más interrelacionadas entre sí y para que se abran al mundo a través de la innovación y las nuevas tecnologías.

Estoy convencida de que esta perspectiva de trabajo en estos centros permite reducir los desequilibrios territoriales y contribuye a la cohesión cultural de manera sostenible.

Con la esperanza de que nuestras bibliotecas sean lo más parecido al paraíso que un día Borges imaginó.

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