Paso de cebra

José Carlos Rosales

Peatón en un paso de cebra

LOS pasos de cebra existen porque existen los autos veloces que abusan de su poder desmesurado y porque los peatones queremos cruzar la calle, cambiar de rumbo, saludar al otro. Si los pasos de cebra no existieran, la vida urbana sería más áspera y las ciudades se parecerían a una selva mal planificada. Los pasos de cebra regulan el conflicto entre conductores y peatones: unos y otros querrían tener la calle para ellos solos, sueñan con la extinción definitiva del contrario. De ahí que las zonas urbanas se fragmenten en zonas peatonales (sin coches) y en vías de alta velocidad donde los peatones tienen vedada su presencia. Seamos sinceros: cuando somos peatones los coches nos incomodan por su torpeza mecánica, su vanidad vacía, sus volúmenes exagerados; pero cuando vamos en coche nos molesta la lentitud exasperante de los peatones, su costumbre obsoleta de pararse a mirar boberías, como también nos incomoda su libertad de movimientos.

Sin los pasos de cebra estaríamos en guerra permanente y esa guerra acabaría con la derrota definitiva de los peatones. Por ejemplo, en el último año el 60% de los peatones españoles que han muerto en accidente de tráfico han muerto en un paso de cebra. No se conoce, por el contrario, la muerte de ningún automovilista arrollado por un peatón. Así son las cosas y por eso no es extraño que, según señala T. P. Mulligan, conductores y peatones no valoren del mismo modo un paso de cebra. Mientras la Escuela Europea de Conductores "concibe el paso de cebra como una porción de carretera por la que cruzan los peatones", la Escuela Internacional de Peatones "considera el paso cebra como una porción de acera por donde cruzan los coches". Ambas posiciones son irreconciliables, añade Mulligan. Pero hay más diferencias: la Escuela de los Conductores sostiene que un paso de cebra sólo es esa zona pintada del asfalto mientras que la de los Peatones defiende que se considere como paso de cebra todo lugar por el que estén cruzando peatones.

Supongo que los peatones acabaremos trasquilados: cada vez tenemos menos espacio y muy pronto estaremos recluidos en reservas peatonales de las que no saldremos nunca. Además, la Dirección General de Tráfico Mundial ha decidido prohibir que los peatones nos paremos a charlar, merendar o hacer el amor en los pasos de cebra; los peatones, además, "pasarán rapidito y nunca dedicarán gestos despreciativos a los conductores que les ceden el paso".

Hay, sin embargo, un dato esperanzador: la venta de coches está descendiendo. Tal vez los peatones volvamos a vivir una etapa de gloria y plenitud.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios