La colmenala colmena

Magdalena Trillo

Campus de Excelencia: un apaño político y territorial

HA sido un fracaso. Un apaño político y territorial en el que Granada no ha pintado nada. Y es preocupante, porque dejando a un lado a Lorca y la Alhambra, pocas cosas hay en esta tierra para presumir además de la Universidad. Centenaria, internacional, con un prestigio incuestionable y con una proyección internacional creciente.

Ha sido un fracaso. No será políticamente correcto decirlo y probablemente habría que esperar a conocer el informe del comité evaluador para analizar lo ocurrido. Tal vez para buscar errores, estudiar las estrategias y reorientar los proyectos, pero no para valorar un 'ranking' que, como dijo valientemente esta semana el rector de Sevilla, "roza el insulto".

Centralismo puro. Madrid y Barcelona se han repartido los millones. Y el prestigio. Porque el asunto va mucho más allá del encaje de bolillos que han realizado para repartir los fondos. Una migaja, por cierto, si los comparamos con los 3.000 millones que se distribuyeron en Francia o Alemania en dos convocatorias similares. Ahora hay crisis, sí. Pero la realidad es que a las universidades españolas se les exige convergencia y posicionamiento internacional y se les 'ayuda' con una limosna. Competiremos, pero unos viajarán en AVE y otros en patinete.

En España, en realidad, el dinero sube y baja al son de las presiones y de los ajustes políticos y territoriales. Tan flexible como los criterios declasificación. Ya ocurrió en la primera fase de la convocatoria: al final pasaron el corte 18 proyectos y se repartieron "menciones de calidad" para contentar a todos. Ahora, se otorga el sello de Campus de Excelencia a las universidades de Madrid y Barcelona (que alguien explique, por favor, cómo es posible que la Carlos III esté por delante de Valencia, Granada o Sevilla); se sacan de la manga una categoría "regional" para callar a Andalucía, Cantabria, Galicia y Asturias y se reparten unos millones de consolación para los proyectos "prometedores".

Al final, son cinco en realidad los campus de excelencia, nueve con los 'regionales', y no diez como se anunció. ¿Por qué se ha financiado a universidades privadas como la Ramón Llull y la de la Navarra cuando se dijo que era una apuesta por el sistema público? ¿Cómo es posible que el proyecto de Valencia reciba más dinero (8 millones) que cualquiera de los 'campus regionales' si sólo es 'prometedor'? ¿Cómo no está Granada entre las cinco primeras?

Visto que los criterios técnicos no son los que al final han jugado la batalla, podríamos preguntarnos qué se ha hecho por nuestra Universidad. El consejero de Innovación, nada. Hizo sus 'deberes' y barrió para casa. Martín Soler, que ya sustituyó en la Junta a nuestro director general de Universidades por 'una' de Almería, ya tiene un campus de excelencia para su tierra natal gracias al proyecto que lideraba Córdoba. Pero Andalucía no se lleva ni un 10% de la financiación. Una cifra insólita alejada de la aportación científica real de nuestras universidades y de su posicionamiento en todos los indicadores educativos (al menos de Granada y Sevilla).

La consejera de Educación, Mar Moreno, ausente (aunque Jaén también entra en el lote del campus regional). Nuestro presidente, José Antonio Griñán, el de la apuesta por la educación como eje estratégico del cambio de modelo, también ausente. Cándida Martínez, secretaria federal de Educación del PSOE, ex consejera y granadina, más ausente aún. Entre el 'club de notables' que reunió el rector para defender la candidatura, no había nadie de la Junta. Extraño. Y más desconcertante aún: hay quien asegura que Granada no está en el 'top' porque Sevilla había caído y se prefirió no generar nuevos agravios en la comunidad. ¿Dos fracasos mejor que uno?

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