Provincia

Un principio de acuerdo salva 'in extremis' la cosecha de pepino en la Costa Oriental

  • El agua llega a los invernaderos de Castell, Lújar y Rubite tras varios días de negociación

Ayer era el plazo límite que se habían dado los regantes de la zona de Castell. Un sector de los agricultores era partidario de actuar por la fuerza, mientras que otro ha conseguido que imperase la cordura en una situación desesperada para el sector hortofrutícola de la Costa y de la provincia, que esperan no repetir.

Después de mantener reuniones con los alcaldes de los municipios implicados y entre las comunidades de regantes de Motril-Carchuna y La Unión, se ha llegado a un principio de acuerdo para que llegue agua a Castell, Lújar y Rubite, que estaba en sequía desde el lunes día 15.

El presidente de la cooperativa El Grupo de Castell de Ferro, Fulgencio Torres, informó de que "está entrando algo de agua, aunque no toda la que en principio pudiéramos necesitar, ya que la situación era angustiosa, y ahora la están administrándola y dándola a quienes estaban con las plantaciones que se estaban casi secándose, para luego proporcionársela a los que planten más tarde, vamos dando el agua por necesidades de los agricultores". Asimismo, confió en llegar a la normalidad en unos días.

Por tanto, los ánimos están ya más tranquilos en los agricultores de la zona. Torres cree que la administración "nos tenía que haber arropado algo más y sentarnos para haber buscado una solución antes, pues cuando se viven situaciones dramáticas como ésta no se puede esperar ".

Entre las dos comunidades de regantes ya hay un principio de acuerdo al menos para este año, que deberá ser respaldado por las dos asambleas. Según Torres, "si falta agua para la zona habrá que buscar otras soluciones, pues si Motril y Carchuna tienen el canal pero lo necesitan para sus cultivos, habrá que regular de alguna manera, habrá que construir otro canal o esperar a que llegan las conducciones de Rules".

"Si no hubiera habido acuerdo y que ellos no colaboraran con nosotros, estaríamos hablando ahora de una verdadera ruina, de un auténtico desastre, pues teníamos la mayor inversión en las cosechas realizada y si la planta se muere, en lo que hubiéramos plantado otra vez, afortunadamente está en camino de solucionarse el problema. Gracias a una buena disposición de las dos partes", sentenció el presidente.

Por su parte, el director de Faeca, Gustavo Ródenas, señaló que "nos interesa a todos que las cosas vayan bien, no sólo en mi territorio, sino en un ámbito más importante, porque cualquier problema pequeño tomado como referencia en el ámbito global, si las cosechas se hubieran perdido, el mercado se resentiría y eso no es bueno para nadie, ni para los de una comunidad de regantes ni otra. Además, los compradores aprovecharían esa situación para negociar los precios a la baja".

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