Una de las visiones atípicas que se tienen en el trayecto entre Granada y Motril y también hasta Ciudad Real es la de las inmensas palas eólicas de 62 metros de largo que se transportan habitualmente hasta el Puerto, un segmento que lidera, tras las aperturas de las autovías de la Costa y la nueva conexión de Despeñaperros. Entre cuatro y seis horas tardan en realizar los trayectos, que antes habrían sido imposibles por las curvas y la imposibilidad de estos aparatosos vehículos de girar.

No sólo van las cosas bien, sino que los datos aumentan de manera vertiginosa. Así, la dársena granadina ha exportado hasta septiembre de este año un 23,7 por ciento más de palas eólicas que en todo el año pasado, situándose en 656 unidades frente a las 530 de 2015.

En total, desde 2010, año en el que comenzaron estos tráficos, se han movido por el Puerto de Motril 2.155 palas. Los datos de este ejercicio casi han duplicado los de 2011, cuando se recibieron 337. Los embarques se realizan, principalmente, a países del norte de Europa y Reino Unido y confirman que los accesos por carretera, a través de las autovías del Mediterráneo y la A-44, hacen del Puerto "el enclave mejor posicionado para este tipo de transportes especiales, que llegan directamente al muelle de las Azucenas sin necesidad de atravesar ningún núcleo de población ni semáforos", según aseguran desde la Autoridad Portuaria.

En la actualidad, están saliendo por el Puerto de Motril con destino a todo el mundo las mayores palas que se fabrican y existen en el mercado, que cuentan con 62 metros de longitud. Asimismo, esta mercancía podría incrementarse si, finalmente, la reabierta fábrica de molinos eólicos de Ferreira, en el Marquesado, opta por Motril para sus embarques, que se sumarían a los que se hacen ahora procedentes de Vestas Eólica de Daimiel (Ciudad Real).