La granada del siglo xxi

Polopos: de la viña al aguacate

  • El municipio fue abandonando los cultivos de secano y trasladó su actividad a la costa, que es ahora el foco principal

Su peso en vino. Ése es el primer premio de la competición de ciclismo que organiza anualmente el municipio de Polopos, en la que cerca de doscientos corredores suben hasta el Haza del Lino y el que gana se lleva una cantidad de vino equivalente a su peso. Es la popular Fiesta del Vino, en la que promocionar los caldos de la zona es uno de los objetivos principales. Y es que el municipio cuenta con una larga tradición de viñedos, aunque hoy en día las bodegas se encuentren de capa caída.

Como sucede con otros cultivos, el problema es vender la producción a un precio que no les suponga a los agricultores salir perdiendo en lugar de ganando. Así fueron perdiéndose también las almendras y los higos, y en general, los cultivos de agricultura extensiva, que en otro tiempo tuvieron un papel esencial en la prosperidad de la zona. "Ahora es más bien en los invernaderos donde se trabaja. Antes era al revés. Lo que producía eran las almendras, los higos... La gente subía de la costa y cambiaba aquí el pescado por cosas de comer, como harina, porque también había aquí molinos. Ahora la vida está abajo", resume María Nievas, que tuvo que irse a trabajar fuera durante 30 años, pero ahora está de vuelta en la tranquilidad de su pueblo, Polopos, donde, eso sí, echa en falta mejor atención sanitaria: "El médico sólo viene tres veces a la semana", protesta.

A cambio, Polopos cuenta con las ventajas de esos pueblos que están apartados del mundo: los silencios, la naturaleza al alcance de la mano, árboles entre las calles que de puro antiguos ya ni recuerdan su edad... Los británicos Brian y Johanne Nelson vinieron por aquí de vacaciones y lo vieron claro. Empezaron a buscar casas por la zona con el cartel de "se vende" y poco después ya estaban aquí. De eso hace ya cinco años, en los que Brian explica que ha trabajado "un poco de todo, de maquinista, de albañil...". Los motivos para venirse fueron, desde luego, el sol, "y que es mejor para los niños, más tranquilo", apunta Johanne.

En total, el territorio municipal abarca seis poblaciones: Polopos, Haza del Lino, Haza del Trigo, La Guapa, La Mamola y Castillo de Baños. Las más próximas a la costa se vieron beneficiadas tanto por la llegada de turistas como por el desarrollo de la agricultura intensiva. Durante años, el aguacate y los demás cultivos de regadío han supuesto una inyección de optimismo para la economía, el empleo y la actividad de la zona, aunque hoy también estos cultivos empiezan a cojear, con la actual situación de la agricultura.

De cualquier modo, por el momento la actividad es más intensa en la zona costera y muy especialmente durante los meses de verano, en que se convierten en destino turístico de numerosas familias, principalmente La Mamola, -donde se sitúa el Ayuntamiento-, que en estos días se ve invadida por bañistas y veraneantes, terrazas a cada paso del paseo marítimo y sombrillas ocupando cada cala entre espigón y espigón.

Algo más tranquila, sin embargo, es la población de Castillo de Baños, también en la costa pero de menor extensión y con muy poca playa. Joaquín Regalado, que va allí a pasar unos días a casa de unos amigos, tiene instalada la caña de pescar y se lo toma con calma. "Es un buen sitio para venir a pescar por la tranquilidad, no porque haya mucha pesca. En estos tiempos parece que hasta los peces están de huelga", bromea. "La gente a la que no le gusta el bullicio busca sitios más apartados en la costa, pero para ir a bañarse hay que irse a La Mamola, porque aquí apenas hay playa", explica.

Las toallas de colores cuelgan en los balcones, un grupo de niños juegan al balón en la calle y un hombre y una niña leen sobre las rocas escuchando el rumor del mar.

"Yo trato de convencer a la gente de que esto puede ser el paraíso". El alcalde del municipio, Pedro Fernando García, mira al futuro con esperanza y ve muchas posibilidades en la zona. Consciente de las dificultades con las que se tropieza la agricultura actualmente, apuesta por buscar otras salidas y confía en que proyectos como el puerto deportivo, unido a la mejora de las comunicaciones que llegará con la Autovía del Mediterráneo, puedan hacer de este municipio un destino envidiable. "Tiene un microclima estupendo y se va a quedar a tiro de piedra de cualquier sitio. Va a ser un lugar espectacular", defiende.

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