Salud y Bienestar

El valor de una sonrisa

  • La Fundación SSG facilita un andador a Saúl, un niño con tetraplejia.

Con 30 y 33 años, a Vanesa y a Paco, la vida les puso ante la mayor de las pruebas. Siete meses después de convertirse en padres de su primer hijo, Saúl, recibieron un duro golpe. El pequeño fue diagnosticado de una serie de dolencias que le impedirían desarrollarse como cualquier niño.

"Con solo unas horas de vida lo bajaron a neonatos y le pusieron un goteo con el que estuvo seis días. Me dijeron que no tenía nada y que simplemente había nacido con la glucosa baja", nos explica Vanesa. La realidad a la que cada día tiene que enfrentarse esta joven pareja dista mucho de la normalidad de la que le hablaron los médicos.

Saúl presenta retraso psicomotor, adelgazamiento del cuerpo calloso, microcefalia y tetraplejia. Cuatro frentes a los que Vanesa, Paco y Saúl se enfrentan como un tridente de excepción. Saúl va al colegio cada mañana y, por las tardes, las actividades extraescolares copan todo su tiempo: horas con la fisioterapeuta, con la psicopedagoga, en natación y montando a caballo.

"Cualquier avance que hace, para nosotros es un logro", cuenta la madre de Saúl. "Es un niño muy feliz, siempre está sonriendo y hace que las cosas sean mucho más sencillas", prosigue.

Sin embargo, la dificultad motora que presenta Saúl le hacía ansiar algo tan frecuente para cualquier niño como es dar un simple paseo con sus padres. "Poder cumplir sueños es una auténtica satisfacción", apunta Manuel Terriza, Gerente de Fundación SSG. "Cuando sus padres se pusieron en contacto con nosotros y nos dijeron que Saúl deseaba salir a la calle pero que para eso necesitaba un andado infantil Grillo, no lo dudamos ni un momento.

Todo el equipo de Fundación SSG se puso en marcha y no ha cesado en su empeño hasta conseguir eso que tanto necesitaba el pequeño", explica.

Tras varios meses de trabajo, finalmente Saúl ha visto cumplido su deseo. Fundación SSG, acompañada de Fundación Pequeño Deseo (que también entregó al niño una tablet con la que el niño va a poder trabajar en el desarrollo de sus capacidades intelectuales), le entregó hace sólo unos días un andador específico y totalmente adaptado a sus necesidades.

Con él, Saúl podrá fortalecer sus piernas, mejorar su coordinación y poder desplazarse -poco a poco- de forma independiente.

"Está encantado con su andador. No para de intentar moverse y, de hecho, ya ha conseguido desplazarse solo hasta la cocina", cuenta Vanesa, con un brillo especial en los ojos. Un brillo con un valor incalculable, sólo comparable con el valor de la sonrisa de un niño.

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