Salud y Bienestar

Una buena alimentación para encarar el cole con energía

  • Un plan nutricional equilibrado y adaptado a las necesidades de nuestros hijos ayuda a afrontar las clases diarias con más vigor.

UNA alimentación correcta durante la edad escolar va a permitir al niño crecer con salud y mantener sus exigencias escolares.

Afrontar la aventura de las clases y la rutina del curso escolar requiere que encaremos nuestros días con grandes dosis de energía. Algo que encontraremos en nuestra dieta diaria. Sólo los buenos propósitos no bastan y hay que tener ya un plan nutricional equilibrado y adaptado a las necesidades de los más pequeños.

No se trata de regentar el menú diario de un restaurante, ni el de un comedor escolar, aunque es cierto que en los frigoríficos de muchos hogares cuelga un calendario en el que puede leerse el menú semanal. Planificarlo con antelación puede ser de gran ayuda pero, si prefiere ir por libre y dejar espacio a la improvisación, también debería atender a unas cuantas claves.

Hay que tomar los alimentos espaciándolos en cinco raciones diarias. Esto evitará atracones innecesarios y ayudará a que la ingesta de verduras y frutas sea más fácil. Si llegamos a la hora del almuerzo con un hambre atroz, tenemos más posibilidades de comer lo primero que tengamos a mano, sin pararnos a pensar si es saludable o no, ¿verdad? Por eso un pequeño bocadillo o un par de piezas de fruta a media mañana y a media tarde hará que los peques crezcan más fuertes.

Planificar el menú pensando en si aportan los nutrientes y vitaminas recomendados diariamente. Las comidas principales deberían incluir carbohidratos (patatas, pasta, arroz), legumbres, proteínas (mejor de carnes magras, pescados y huevos) y verduras. Reducir los fritos y rebozados y apostar por la cocción, la plancha, el vapor y el horneado como forma de cocinar los alimentos. Complemente lo que hayan almorzado con algo distinto por la noche. Un menú equilibrado se quedaría en algo así: Almuerzo: crema de calabacín con patatas y quesitos; pechuga de pollo al horno con salsa de zumo de limón; pan y fruta. Cena: sopa de estrellitas; filete de lenguado a la plancha; pan y fruta.

Hay que jugar con la presentación de los platos. Las fobias a determinados alimentos son muy comunes en edades tempranas, por lo que puede camuflar algunas verduras con presentaciones divertidas.

Anime a los pequeños a que participen en la cocina. Seguro que les divierte colaborar en la preparación de los platos y además así se familiarizan con los alimentos, ampliando su conocimiento de los mismos y aceptando la idea de tener una alimentación sana ya desde la base.

Por último, hay que prestar mucha atención al desayuno. Se trata de la comida más importante del día, pero no siempre la llevamos a la práctica. A este respecto, un problema muy frecuente para muchas mamás es pelear cada mañana con los peques de la casa para conseguir que prueben bocado a primera hora.

Lo ideal es que se levanten con tiempo para poder sentarse tranquilamente a la mesa y disfrutar de un desayuno consistente, que incluya productos lácteos, fruta y pan o cereales sin azúcares añadidos y que vayan desarrollando una dieta sana y equilibrada. Un pequeño ritual por el que tendrán que sacrificar unos minutos de sueño, pero que les dará la energía necesaria para aprender cosas nuevas en el colegio, jugar con sus compañeros, divertirse y compartir con la familia todo sobre su día al final de la jornada.

Es importante recordar que para que sus hijos coman mejor, es necesario que gasten lo que van acumulando y, por lo tanto, es conveniente que jueguen al aire libre, que hagan deporte con asiduidad y enseñar buenos hábitos alimenticios para compensar las pérdidas originadas por sus actividades diarias.

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