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Vinculan la ingesta excesiva de carne con diabetes gestacional

  • Un estudio de la Universidad de Navarra aconseja reducir el consumo antes del embarazo

Consumir carne roja o procesada antes del embarazo puede incrementar más del doble el riesgo de padecer diabetes mellitus gestacional. Esta asociación no se produce en el caso de la ingesta de jamón york, serrano y pollo. Así se desprende de la tesis doctoral de Amelia Marí Sanchís, del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra.

Se trata del primer estudio que recoge la relación entre el consumo de carne y aceite de oliva con el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 y diabetes mellitus gestacional en una población mediterránea joven. La investigación subraya a su vez que un consumo mayor de carne aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

"A la luz de estos resultados, la reducción de la ingesta de carne, tanto procesada como roja, en las mujeres en edad reproductiva y de carne en general entre la población, puede tener efectos importantes en la prevención de la diabetes gestacional y de la diabetes tipo 2, respectivamente", concluyó la autora. Durante el trabajo siguieron, en el caso del aceite de oliva, a 17.361 participantes durante 5,7 años; en el de la carne y la diabetes tipo 2, a 21.187 participantes durante una media de 8,7 años; y en el estudio de la diabetes gestacional, a 3.298 mujeres embarazadas.

La idea de realizar esta investigación surgió a raíz de un artículo publicado en 2008 en British Medical Journal sobre reducción del riesgo de padecer diabetes y dieta mediterránea. "Por ello, en mi tesis decidimos elegir dos de sus componentes, aceite de oliva y carne, para evaluar su impacto y realizar estudios prospectivos únicos hasta la fecha".

No obstante, en el caso del aceite y su función preventiva de la diabetes no se observó una relación clara. "Esto puede deberse a dos motivos: por un lado, al escaso número de eventos clínicos observados durante el estudio al realizarse entre población joven y con bajo riesgo. Y por otro, a que el patrón global de la dieta mediterránea es más importante que la suma de sus partes, es decir, la interacción entre todos sus componentes potencia el efecto protector".

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