El cáncer es una enfermedad en gran parte prevenible. Sin tener en cuenta el tabaco, que es la principal causa de las patologías oncológicas, se considera que entre el 30% y el 40 % de su incidencia podría prevenirse con medidas como la dieta, el control de peso o la actividad física.

Sin embargo, la doctora Beatriz Beltrán del Instituto Javier de Benito en USP Dexeus Barcelona señala la importancia de tener en cuenta la variabilidad interindividual, es decir, aquella que está impresa en nuestros genes. "Es algo que hasta ahora los médicos no teníamos en cuenta. No todos respondemos igual frente a los mismos factores externos, porque en el fondo cada uno de nosotros somos diferentes. Nuestro ADN es distinto y esto se manifiesta en nuestra forma de responder. Antes realizábamos recomendaciones a nivel general, que evidentemente, mejoraban el riesgo a padecer determinadas patologías, pero ahora hemos visto gracias a esta variabilidad, que podemos determinarlas y saber el factor exacto que nos perjudica, o nos beneficia".

Para ello, según la especialista sólo es necesario realizar un test genético, que consiste en una muestra de saliva. "Esto nos va a proporcionar una información muy útil, sobre el riesgo concreto individual a padecer determinadas enfermedades, y cómo podemos evitarlas en la medida de lo posible simplemente cambiando hábitos alimentarios o añadiendo micronutrientes concretos. Nuestro ADN es el 99% igual solo existe un 1% distinto. Nosotros tratamos de buscar esas diferencias y realizar una dieta y un estilo de vida totalmente hecho a su medida. Hacemos una medicina predictiva, personalizada y preventiva basada en la evidencia científica que tenemos".

Sin embargo, esto no siempre es posible. "En aquellos casos de cáncer monogénico no podríamos prevenirlo, ya que tienen un componente hereditario clarísimo que no podemos cambiar ni con la alimentación ni con el estilo de vida. Pero afortunadamente éstos sólo representan el 5% de los casos", apunta la doctora.

Una prevención que también destacan los pacientes. "La curación es elevada en los casos de detección precoz", afirma Paqui Aguilar, presidenta de la Asociación para la atención a Mujeres Operadas de Cáncer de Mama (Asamma), desde dónde difunden la importancia de tener una dieta adecuada para los pacientes oncológicos. "Continuamente impartimos charlas y dentro de los diferentes temas solemos hablar de alimentación. Intentamos promover la importancia de una buena alimentación porque la curación es elevada en los casos de detección precoz". Paqui, cordobesa de nacimiento pero malagueña de adopción, fue operada hace 23 años de cáncer de mamá. En su dieta no faltan hoy alimentos como la fruta, el pescado o las legumbres.

Unos alimentos que no faltan en las recomendaciones de los expertos, quienes insisten en la importancia de limitar las grasas saturadas y la carne roja. En el caso de Gonzalo Parreño, músico y productor valenciano, a quien le diagnosticaron cáncer de pulmón en abril de 2009, estos conocimientos fueron adquiridos a raíz de su inquietud por buscar información. "Desde que me comunicaron mi enfermedad empecé a devorar libros sobre el tema y descubrí la importancia de la alimentación. Me dejó pasmado los niveles de cáncer en los países desarrollados y la gran diferencia con los países asiáticos. La mayoría de ellos apenas comen azúcares, fritos o grasas saturadas, y tienen una estabilidad emocional sin estrés. En cambio en Europa y Estados Unidos es algo exagerado el consumo de alimentos derivados de lácteos, azúcares refinados, grasas saturadas o fritos y el estrés hacen que el cuerpo se defienda y provoque esta alteración celular". El valenciano aconseja a los pacientes oncológicos que le quiten protagonismo a la enfermedad. "Les pido que hagan todo lo que les apetezca, que digan lo que piensan, que dejen los miedos atrás. Disfrutemos de las pequeñas cosas, que son las que nos hacen grandes".