Sus gafas (sin cristales) van unidas a sus ácidas respuestas y ese empaque de señora distante y malaje que se ha ido creando a lo largo de este último año. Zapeando, producido por Globomedia, está muy en forma en las sobremesas de La Sexta y hoy sopla su primera vela con un equipo de contertulios 'personajes' que han encontrado la fórmula para hacer reír a lo grande mientras diseccionan lo que se ha visto en la pantalla.

-Felicidades, pero ni usted misma se creía hace un años que hoy íbamos a hablar de Zapeando.

-Es verdad, sí, nadie lo esperaba. Ni nosotros, ni la audiencia, ni las redes sociales.

-Tras un inicio muy renqueante ¿cuál fue el día en que comenzó a sentirse realmente a gusto en el plató?

-El programa nació con vocación distinta, como simple tertulia televisiva. Pero con los días, ya lo ha comentado nuestro productor ejecutivo, Bropi García, se decidió cambiar el rumbo hacia el humor. Lo que se pedía a esa hora.

-La sombra de Sé lo que hicisteis era alargada. Y Bropi era el responsable de aquel programa.

-Era un reto frente al recuerdo de Sé lo que hicisteis y de sus otros hijos, de Otra movida, Tonterías... Era seguir ese estilo a nuestro aire.

-¿La clave estaba en crear 'personajes'?

-Unos roles que se iban creando y que íbamos ayudando a construir unos y otros. Es imposible decir que Frank Blanco es una persona mayor o que Cristina Pedroche se quede con la ganas de encontrar novio... Vamos haciendo esos personajes y entre nosotros nos vamos definiendo en la mesa.

-Pedroche tendrá como unos 20 millones de españoles con la secreta esperanza de convertirse en su amor.

-Por ahí andará la cifra.

-¿Cómo define a su propio personaje en Zapeando?

-Tengo fama de que soy perversa y que estoy al quite de los fallos de los demás. Soy muy ácida en mis comentarios, ando mal de la cabeza y por supuesto no tengo ni idea de fútbol.

-¿Pero en la vida real usted ya sabe cuándo es fuera de juego?

-Sí, sí, en la vida real entiendo de fútbol y soy de las mujeres que comprende perfectamente cuándo es fuera de juego.

-Su primer programa en TV fue Esta tarde con esta gente en Cuatro. Y sólo tuvo dos programas ¿eso no deprime?

-Comprendí desde el primer momento cómo es este oficio. Estamos siempre preparados para que tu último trabajo sea tu trabajo último. Hay que aprovechar el momento, trabajar siempre y deprimirse nunca. En la televisión vivimos en el empleo del que más veces te despiden en tu vida, aunque tú no tengas la culpa.

-Estuvo dos años en Buenafuente, que fue cuando la conocimos todos.

-Estuve interpretando y también haciéndome el guión. Dos temporadas estupendas. Eso me permitió vivir estando atenta al último grito, driblar la actualidad...

-Con las redes sociales siempre hay alguien que ha escrito antes el chiste que se nos pasa a cualquiera por la cabeza...

-Y antes de las redes también pasaba. En el humor lo importante es ser genuino, tener estilo propio. No es tan importante ser el primero en contar un chiste sino en cómo contarlo. Lo importante es el cómo no el qué. Que vayan a buscarte a ver cómo cuentas lo que está pasando.

-Además del programa diario también cuenta con un montaje teatral propio ¿Cómo lo lleva?

-Muy bien, yo soy de las que no he robado, así que todo lo que tengo en el banco es porque lo he tenido que trabajar. El montaje Morgadeces está por distintas ciudades y en enero tocará llegar a Madrid. A ver cuándo toca Andalucía. Es una hora y media de monólogos departiendo como una demente. Con todo lo que hablo, tan deprisa, es lo que daría para tres shows de cualquier otro. El guión está escrito junto a Rafael Barceló, que es un genio. En Morgadeces me convierto en asesora de todo el mundo...

-¿Qué dice de sus compañeros de La Sexta?

-Tenemos conexión. Todos los días me hacen reír de verdad, aunque antes nos hayamos leído el guión.

-¿Improvisan mucho?

-Hay que respetar el trabajo de un montón de señores y sacarle todo el brillo a ese guión y a un equipo fantástico, pero siempre estamos a la que salta. Con cualquier fallo nos picamos y eso nos hace reír aún más.