TV-Comunicación

Miguel Ángel ya ha dejado de ser 'El Duque'

  • El éxito de sus dos series, 'Velvet' y 'Sense8', confirman al actor en el mundo de la interpretación La segunda llegará a España este mes de la mano de Netflix

Miguel Ángel Silvestre por fin se ha deshecho del apodo de 'El Duque' que lo acompañaba desde que saltara a la fama en 2008 con la serie Sin tetas no hay paraíso, en la que encarnó al narcotraficante Rafael Duque. Bastante después que su compañera de reparto, Amaia Salamanca, Miguel Ángel se ha hecho un hueco por méritos propios en el mundo de la televisión con Velvet y también con Sense8, la serie estadounidense firmada por los hermanos Wachowski, creadores de la saga Matrix, y que llegará a España este mes de la mano de Netflix.

Desde luego la fama de Miguel Ángel se ha consolidado en España con Velvet, una de las ficciones con más proyección del panorama nacional. Velvet, la ficción de Bambú ambientada en los años 60 y que gira en torno a unos grandes almacenes de moda, ya va por su tercera temporada y se ha convertido en la serie del momento. Con el amor imposible de Alberto y Ana como telón de fondo, un elenco de secundarios de lujo al frente del cual se encuentra José Sacristán y con una ambientación muy cuidada, esta producción ha conseguido convertirse ya en imprescindible para muchos espectadores.

Y, por si fuera poco, Silvestre aprovechó el último paréntesis en el rodaje de Velvet (entre la segunda y la tercera entrega) para dar el salto a Estados Unidos con Sense8, serie en la que interpreta a un chico gay que ha suscitado gran polémica por la escena de sexo explícito que tiene el actor con otro español, Alfonso Herrera. También hay otras escenas de sexo en grupo, pero el intérprete de Castellón se esfuerza en dejar claro que es lo de menos en los doce primeros episodios de una serie que ha calado en la audiencia norteamericana hasta el punto de anunciarse el pasado 8 de agosto su renovación por una segunda temporada. La fama cosechada por Miguel Ángel Silvestre allende el charco hizo también que el pasado verano, tras su debut en Estados Unidos con la serie de los Wachowski, fuera de los pocos invitados españoles a la última gala de los premios Emmy.

Con un planteamiento argumental confuso y no pocas trampas, Sense8 es una serie entretenida sin pretensiones. Ofrece ocho historias múltiples marcadas por un fenómeno sobrenatural que los conecta a todos entre sí. Es un mosaico mal armado sobre un grupo de personas que tienen problemas de adaptación social por diversos motivos. Los personajes, estereotipados y débiles, no ayudan demasiado a la consistencia del producto, que funciona infinitamente mejor por la forma y el empaque que por el fondo, bastante mediocre. Sin embargo, los actores están bastante bien dirigidos. El resultado final es una ficción atractiva y adictiva, que hace seguir por inercia en semejante entramado de historias inconexas.

La presencia española de nuestro antiguo Duque añadirá desde luego un plus para el espectador patrio que se decida a ver Sense8, que ha de esperar al actor completamente desprovisto de pudor a la hora de enseñar su anatomía al completo. Un placer para la vista que siempre ayudará a que la serie se haga muy llevadera.

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