TV-Comunicación

Los fallos del directo

  • La conexión en tiempo real es una responsabilidad para presentadores y reporteros Matías Prats tuvo recientes problemas con una pantalla táctil

Conducir un programa en directo quizás sea de los asuntos con más responsabilidad del universo periodístico. Para salvar el obstáculo con holgura se requiere de velocidad mental, bagaje profesional y un eficiente uso de los recursos de los que un conductor dispone por si, las cosas que pasan, la tecnología fallara y se deba solventar sin que apenas se note. Encima si el directo es de un hecho noticioso reciente, donde los datos apenas están procesados, la debacle, puede ser terrorífica. La experiencia es un grado para salir airoso. Eso es lo que ocurrió hace unas semanas en el Especial Informativo de Antena 3 para cubrir las elecciones vascas y gallegas. Matías Prats, uno de los pesos pesados de la casa, el rostro con más credibilidad durante lustros y todo un referente en el gremio informativo, se las tuvo con ver con un pequeño desastre: una pantalla táctil que se le resistía y le impedía ver los datos refrescados con los que calcular los posibles pactos políticos. El oficio afloró y el presentador tuvo que improvisar y hacer la suma de los escaños mentalmente. Las tablas se notan y lo que pudo ser peor quedó en esta llana anécdota que se añade a la larga lista de patinazos vividos en la pantalla. El propio Matías fue protagonista, en el final de su etapa en TVE, de aquel cúmulo de errores en las conexiones con motivo de un especial del Mundial de Fútbol de 1998. Por aquel entonces, cuando su medio natural eran los deportes, un desafortunado "¿pero esto qué es?" dañó su imagen de hombre afable de la tele para retratarlo como un malhumorado profesional. Youtube no ha hecho sino inmortalizar aquella pifia.

Una de las más asiduas en los últimos años a cometer deslices lingüísticos era Mariló Montero, que comenzó en TVE y tuvo una prolongado trayectoria en Canal Sur, donde vivió un plante de tres contertulios en Mejor lo hablamos. Rosa Regás, Fernando Delgado y María Antonia Iglesias abandonaron el plató ante la afirmación de vincular a la SER con los terroristas del 11-M a cargo de Ignacio Villa (de la COPE y futuro director de la TV manchega). Al pasar a Madrid la expresentadora de La Mañana de la 1 estuvo en el centro de la polémica por frases y sentencias que trascendían de lo anecdótico (desde los trasplantes a la identidad del funerario "QEPD"). Sus comentarios le hicieron ganarse las iras y bromas de las redes sociales. La periodista navarra, que estaría a punto de fichar por Mediaset, sobrellevó a veces con humor, en otras con preocupación, estar en la diana por sus palabras en directo, aunque asumió con naturalidad sus deslices. Casi como el equipo de El Hormiguero cuando algo falla. Durante su participación en el reality de Alaska y Mario la periodista admitió haberse quedado dormida en directo mientras estaba siendo avisada por la directora del programa a través de su pinganillo. "La noche anterior había ido a un concierto y estaba cansada", admitió entre risas que aludían precisamente a su escasa contención verbal, prueba irrefutable.

Su sucesora en la mañana, María Casado, ha lidiado con fallos de conexión y trastabilleos en Los desayunos. También aguantó el llanto después de haber entrado en conflicto con una de las contertulias, Curri Valenzuela. La cámara fue rápida y de un plano medio de ella pasó a otro plano de la colaboradora en cuestión de segundos mientras la periodista se recomponía de su repentina llantina a raíz de la bronca por el pinganillo. Era tan evidente que no dudó en pedir disculpas por el rifirrafe entonando un mea culpa que hizo por aquel entonces empatizar de forma irremediable con ella. A Beatriz Pérez Aranda, que ha tenido algunas mañanas de pesadilla en el Canal 24 Horas, le pillaron haciendo gestos de beber a morro entre vídeo y vídeo. De nuevo, la inmortalidad de Youtube hace crecer la anécdota.

A una veterana como María Escario un chascarrillo le terminó pasando factura cuando un reportero comentó que ante un partido "había muchos extranjeros en las calles de Madrid". Ella repreguntó: "por cierto, ¿has echado algo en falta en los bolsillos?". Tuvo que pedir disculpas al poco tras tan desafortunado chiste. Un lapsus de Jesús Álvarez al hablar de "equipos españoles", en lugar de "madrileños" frente al Barcelona originó una exagerada reacción en la opinión pública catalana.

Sara Carbonero traspasó su condición de reportera al convertirse en pareja de Íker Casillas y sus comentarios de perogrullo en el césped, con despistes como olvidar en una pregunta que Iniesta había intervenido en una tanda de penaltis, la pusieron en la diana de los comentarios en internet. "Gracias Sara", frase con la que Manu Carreño respondía un vacío de conexión con la reportera en la Eurocopa 2012, se convirtió en un sonoro trending topic.

En la memoria quedan grandes momentos de lo imprevisible del directo. ¿Cómo controlar a un díscolo y sediento Fernando Arrabal al que no se le entendía mientras pronunciaba su famoso "el mineralismo va a llegar" y deambulaba como peonza por el plató de El mundo por montera? Aquello fue en 1989 y cualquier suceso en las dos únicas cadenas se convertía en tema de conversación nacional.

En espacios donde el directo es todo como los matinales Espejo público, El programa de Ana Rosa, o vespertinos como Andalucía Directo, España Directo o Más vale tarde los riesgos del directo siempre ponen en guardia a los reporteros y a los controles técnicos. Si sucede un fallo de conexión, como los que se producen en los informativos, el conductor lo debe afrontar con calma y sinceridad. Incluso hay que estar preparado para que un foco estalle. O que se cuele un espontáneo.

Aún en estos tiempos un fallo en directo puede convertirse en casi un asunto de portada y conmoción general. Hace dos Nocheviejas Canal Sur vivió los peores segundos de su historia, con la interrupción de las campanadas desde Almería, debido a un grave despiste en el control de continuidad en San Juan de Aznalfarache que nunca ha sido aclarado. La única respuesta fue el cese del director de Emisiones, José Luis Pereñíguez. Unos días después se pidieron disculpas y el propósito de enmienda quedó subsanado en las pasadas campanadas, de nuevo en la capital almeriense, con Manolo Casal y Modesto Barragán, los carboneros.

Cuando se enciende el piloto rojo cualquier cosa puede pasar, por muy cerrada que esté la escaleta.

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