TV-Comunicación

Hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, apareció la televisión

  • Hoy se cumplen 60 años del inicio de las emisiones de TVE, que echó a andar en 1951 para llevar entretenimiento, y la ideología del régimen, a las casas.

TVE empezó a dar sus primeros pasos en 1951,  como junta administrativa, formada por miembros del Ejército. Tras cinco años de inversiones y pruebas  creció con el desarrollismo hasta convertirse en una mastodóntica y deficitaria corporación que tuvo que ser resaneada billonariamente en la  pasada década y que con la crisis (y sin facturación publicitaria) ha ido casi reptando a regañadientes con el presuesto recortado y un déficit que ha llegado a ser de 113 millones al año. 

Los militares, y con la guerra aún muy vigente, nutrieron  aquela  primera plantilla de TVE, un invento de "interés público" que hoy cumple 60 años de emisiones regulares. Todo parece ya muy lejano. De otro tiempo. De otra galaxia. El domingo 28 de octubre de 1956 se abrían  las emisiones de una primera parrilla en directo formada por coros y danzas, misa, un par de discursos largos más un par de no-dos y un documental pío. En temática, en realidad, no se distingue muy del todo de lo que abundan hoy en día  en las cadenas públicas, desde La 1 y las autonómicas hasta las municipales. 

 

La televisión  se contemplaba casi como una inocente curiosidad de física recreativa, un servicio estatal de modernidad, afrontado casi a la par que la mayoría de los países europeos (a excepción del Reino Unido y Alemania, que comenzaron con sus respectivas corporaciones públicas antes de la Segunda Guerra Munidal). Desde 1948, cuando se inician las primeras sesiones experimentales, se va madurando la idea de la poderosa influencia que podía ejercer la televisión en los hogares. Había por entonces pocos televisores (un aparato costaba tanto como un automóvil, para hacernos una idea),pero el propio Franco, en el mensaje navideño de 1955, el primero televisado, intuía "el peligro"  que suponía el nuevo medio al entrometerse en los cristianos hogares españoles. Como caudillo paternalista estaba obligado a tutelar TVE.

Claro que lo hizo.  Aún hoy, pese a la competencia privada y el campo sin vallar de internet, los políticos sienten que están en la obligación de tener su cadena particular con la correa atada.  La tele nacía con fines de divulgación y de  entretenimiento, pero también  era la información interesada, la doctrina y la  propaganda a domicilio. Una oportunidad. 

 

Tras la etapa de Jesús Suevos, el primer director de la casa (1951-57), con el segundo, José María Revuelta, se crea oficialmente el Patronato de TVE,  con  canon para los poseedores de televisores, y dependiente del Ministerio de Información y Turismo. Según el tamaño de la pantalla se pagaba entre 300 y 500 pesetas (casi el sueldo mensual de una casa media), pero el canon desaparecería en 1965, rescoldo de la, eufemísticamente, conmemoración de los XXV años de Paz.

 

 Dos censores, uno político y otro eclesiástico, en aquellos años pioneros sujetaban las riendas de la reducida programación que meses después estrenó los primeros informativos, la clave de la pública. Al cabo de 60 años han sido 27 directores generales y un desastroso período interino antes del penúltimo gestor, metido con calzador  por el PP. Y en todo este tiempo la cadena pública ha solido estar al servicio (o al menos presionada)  del poder político.  Sus defectos  históricos se fueron contagiando al resto de públicas nacidas en España. A ello se une el frecuente despilfarro, ruina que se llevó por delante a la autonómica valenciana y que en el caso de TVE no se llegó a producir porque en el período del ERE, en 2006,  la crisis era sólo un halo fantasmagórico.  El presidente Rodríguez Zapatero saneó la deuda  acumulada tras 15 años de nefasta gestión en competencia con las primeras privadas (1991-2005), a medias entre responsables nombrados por el PSOE y el PP. Se  financió el pago de  7.700 millones de euros  a costa de reducir por las bravas más de 4.000 puestos de trabajo.  Suevos, el primer responsable del canal, tenía a su cargo 27 operarios. Pese a las reducciones de plantilla y el déficit de cada año tras el nuevo modelo financiero, TVE cuenta en estos momentos con una plantilla de unos  6.000 empleados. 

 

En 2009 desaparecieron los anuncios (que no los intermedios, con autopromociones y patrocinios que vienen a apurar las cifras del prespuesto de la casa).  Ni el sistema mixto ni la fórmula actual dieron estabilidad a TVE, en tiempos recientes.  En los tiempos del monopolio, en 1965, al  suprimirse el canon TVE (recién estrenado Prado del Rey) se surtió por la subvención y, sobre todo, por la publicidad, que durante años originó protestas por la abusiva presencia en un medio que no se imaginaba tener la competencia que lo ha arrinconado.

La partida de nacimiento de TVE

Un simple estudio en un rincón perdido de Madrid  

 

TVE comenzó en 1956 en un estudio de cien metros cuadrados, tres cámaras y dos telecines como equipo principal instalado en un chalet del Paseo de La Habana, entonces en el último confín de Madrid.  La plantilla era de 27 trabajadores, para unos 600 televisores de selectos hogares de la villa. Un televisor costaba 30.000 pesetas, unos 12.000 euros al cambio actual. El sueldo medio mensual de 1956 era de unas 500 pesetas.

 

La programación, todo en riguroso, y difícil, directo 

La programación de aquellos primeros años  sí que puede decirse que era la vida en directo: actuaciones, entrevistas, publicidad,  más la emisión de no-dos (a falta de Telediarios, hasta 1957) y  documentales, a través del telecine. En el plató  rondaban músicos fijos como Los Tres de Castilla,  los Holandeses Voladores o la  orquesta de Walter (y su muñeco  Pedrito Corchea), siempre al quite para actuar o salir al paso en una improvisación. 

Las cámaras las preferían también rubias

 

Entre los primeros nombres  populares de TVE  se encuentran Jesús Álvarez (padre del conductor de los deportes del Telediario 2), primera estrella ante los espectadores,  con la réplica de la sevillana Laura Valenzuela (foto). La tiñeron de rubio para  suavizar las facciones ante aquellas primeras cámaras que generaban mucho contraste con los colores oscuros.  Y junto a ella, en los programas y spots en directo, Blanca Álvarez, que sería en los años 70 y 80 directora de programas infantiles. El primer anuncio, de  procedencia cinematográfica, fue  el del reloj Omega. A finales del  57 se estrenó la primera serie (estadounidense, claro) Patrulla de tráfico, y al poco, la comedia, gran clásico, Te quiero, Lucy. En poco tiempo se mejoró en la realización de dramáticos, en directo, con decorados de 'cebolla', intercambiables en segundos. 

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